La corbata es femenina

Símbolo de la masculinidad, se impone como complemento también para las mujeres
 

Diane Keaton en Annie Hall, la película de Woody Allen, puso de moda a finales de los años 70 el look masculino. El elemento que más sorprendía del atuendo de la actriz -con el que estaba muy seductora, además- era la corbata, un complemento masculino donde los haya.

Los olvidadizos deberían recordar, sin embargo, a Marlene Dietrich vestida de hombre en filmes de los años treinta o a las sufragistas de principios de siglo que, vestidas con falda larga, añadían este elemento a su indumentaria.

La corbata se impuso como adorno masculino a finales del siglo XVII en Francia, al llegar a la corte de Luis XIV un regimiento de mercenarios croatas. La gran época de la corbata, sin embargo, llegó a partir del siglo XIX.
Simbolo de la masculinidad y por tanto del poder, las mujeres la adoptaron quizás como signo de rebelión ante el imperio de los hombres...
Caída en desuso entre las féminas y tras su tímido resurgir en los setenta, vuelve este año con vigor. Y esta vuelta se produce en un momento especialmente delicado para esta prenda, en el que los agoreros pronostican su "muerte" ante el avance del casual look impuesto por las empresas de Internet.

Sin embargo, las encuestas dicen que el uso de la corbata entre los caballeros, no sólo no ha descendido sino que ha aumentado, y sigue siendo una prenda imprescindible en el guardarropa masculino. Los españoles, por ejemplo, tiene una media de 17, según un estudio de la marca Loewe, famosa por sus corbatas.

Si su uso se generaliza además entre las féminas, su supervivencia está garantizada, y es que ¿quién se resiste ante una mujer con el poder que otorga una corbata?

La modelo norteamericana Molly Sims, vestida con un diseño de Richard Tyler.

Miguel Adrover

Dolce & Gabbana

Ralph Lauren

Moschino Cheap & Chic

 

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