En España los registros de animales de compañía y las cartillas de vacunación se han estandarizado de forma muy clara en el caso de los perros, sin embargo otras mascotas como gatos y conejos han permanecido en segundo plano. Esto suele tener que ver con que los perros salen a la calle y tienen una vida social, y otras mascotas no cruzan el umbral del hogar, por lo que realizar un seguimiento es una cuestión más compleja para las autoridades.
Sin embargo, a nivel nacional es obligatorio registrar cualquier animal de compañía, especialmente desde que entre en vigor la nueva ley sobre Bienestar Animal en 2022, así como tener en regla el calendario de vacunación de estos animales para preservar su propia salud y para contener cualquier brote que pueda afectar al resto de animales.
Los conejos también deben llevar microchip asociado a su cartilla de vacunación
Si el conejo es adquirido en un criadero lo más habitual es que se provea desde ahí de un folleto informativo con todas las cuestiones sanitarias que atañen al animal donde se recoge la información sobre su vacunación. Sin embargo, cuando el conejo procede de un particular lo más habitual es que incluso éste lo desconozca pues hasta ahora la vigilancia de estas cuestiones ha sido laxa.
Los conejos se identifican también con un microchip, como los perros, y disponen de una cartilla de vacunación asociada a dicho chip (que hace las veces de DNI), y será allí donde se haga un seguimiento continuo de sus vacunaciones de forma específica. Esta normativa hasta ahora estaba sujeta al criterio de cada comunidad autónoma e incluso había modificaciones según el municipio, pero desde 2022 estos criterios serán nacionales.
Hasta ahora las únicas comunidades donde no era obligatorio vacunar a los animales eran País Vasco, Galicia y Catalunya, la multa por no hacerlo era una penalización local, pues los encargados de llevar el control y perseguir a los infractores han sido hasta ahora las policías municipales y autonómicas. Estas multas por no vacunar a un animal de compañía han podido ascender hasta ahora a imposiciones de entre 300 y 2.400 euros.
Los perros técnicamente están obligados pasear con chapas de colores a la vista, que cambian de color todos los años, y así los agentes pueden reconocer fácilmente cuál está vacunado y cuál no. Sin embargo, en el caso de los conejos caseros, el seguimiento de estos casos es prácticamente imposible, al tratarse de mascotas que normalmente no tienen acceso a la calle.
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¿Cada cuánto tiempo hay que vacunar al conejo?
Las primeras vacunas se administran a los conejos a los dos o tres meses de edad, y desde ese momento se debe acudir al veterinario anualmente a administrar las dosis de recuerdo para mantener al animal plenamente seguro.
Las dos enfermedades más importantes por las que se vacuna a los conejos son la mixomatosis y la enfermedad vírica hemorrágica. Sin embargo, aunque el periodo pautado suele ser anual, algunos veterinarios recomiendan que la vacuna de la mixomatosis se recuerde cada seis meses, pues su eficacia va disminuyendo según pasa el tiempo.
En todo caso, la diferencia entre conejos de granja (o que tienen contacto con el exterior y otros animales) y los que viven en el hogar es muy notable a la hora de tener en cuenta el periodo de vacunación. Aquellos que viven en entornos rurales mantienen unos calendarios de recuerdo de las vacunas de hasta 4 veces al año. En todo caso esta cuestión debe ser estudiada pormenorizadamente por un profesional veterinario que estipule el ritmo de vacunación en función del ambiente en el que se desenvuelve el animal.
Generalmente se recomienda que los animales sean vacunados en primavera, pues las condiciones de temperatura y humedad son más favorables a que los efectos secundarios de éstas no les produzcan excesivas molestias.
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¿En qué consisten las enfermedades para las que se les vacunan?
La mixomatosis es una enfermedad mortal que afecta a los conejos, puede llegar a ser pandémica y en la década de los 50 acabó con el 90% de los conejos de Francia. Se trata de un virus llamado mixoma, del género Leporipoxvirus, que produce un tumor en los tejidos conjuntivos del animal.
Podríamos pensar que si nuestro conejo no sale al exterior, estando protegido en casa no tendrá mayor problema y no adquirirá ninguna enfermedad por no tener relación con otros animales. Sin embargo, la mixomatosis se transmite por pulgas y mosquitos que portan la enfermedad y que, por no afectar a otras mascotas, podrían traspasar el entorno de seguridad ocultos en artrópodos portados por un perro o incluso por los mismos humanos con los que convive.
Además, esta enfermedad vírica también se transmite entre conejos, uno infectado puede contagiar a otro sano, y en este caso un grupo de conejos domésticos puede también enfermar con que solo uno de sus integrantes se contagie.
Los síntomas de esta enfermedad son hinchazones en la piel del conejo, razón por la que coloquialmente a la mixomatosis se le denomina “tomatosis”, pues los bultos son redondeados. Las membranas mucosas del conejo también se ven afectadas por este síntoma, tanto en la cabeza como en los genitales. Posteriormente desarrollan ceguera, pérdida del apetito y signos de neumonía.
Por otro lado, existe la enfermedad vírica hemorrágica, que como su nombre indica consiste en que el animal padece de forma espontánea una serie de hemorragias internas producidas por alteraciones en sus células sanguíneas, y éstas acaban en la mayoría de los casos desembocando en la muerte del animal.
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