Pájaros

Cómo afrontar el vuelo ‘libre’ por la casa de tu periquito

Es recomendable que los periquitos gocen de 2 horas al día de vuelo en libertad, sin embargo, para realizar este paseo deberás adiestrarlo y conseguir su confianza.

Por David Navarro

Tener una mascota implica una gran responsabilidad, en el caso de los periquitos es altamente recomendable que salgan de su jaula por lo menos una vez al día para hacer un vuelo por la casa.

Que tu pájaro vuele libre puede parecer una actividad excéntrica, sin embargo, ten en cuenta que el espacio que tiene el ave en su jaula es muy reducido y que poder moverse en libertad por la habitación puede aportarle, no sólo el ejercicio que necesita, sino también un desarrollo emocional más profundo que le ayude a confiar en ti y a relacionarse contigo.

Los periquitos son animales muy inteligentes, capaces incluso de reconocer individualmente a las personas y de hacerse una idea clara de quién es su dueño (su cuidador principal) y de poder establecer con él una relación de mayor cercanía y confianza. Pero para llegar a este tipo de confianza es indispensable traspasar la barrera de la jaula y darle al periquito un espacio más allá de los barrotes.

Esta actividad es en sí misma una misión de adiestramiento. Cuando el periquito sale de la jaula lo hará con temor, y una vez fuera volará de forma caótica y puede que sientas que todo esto es una malísima idea: ¿cómo volveré a cogerlo para introducirlo en la jaula? ¿y si se escapa y sale al exterior? ¿y si esta salida de la jaula pone en peligro su integridad física? Sin duda desde el momento en el que soltamos un ave a volar en casa estamos abriendo un nuevo capítulo de nuestra relación con él, y no siempre es fácil, sobre todo al principio.

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Prepara el camino antes

Lo más importante que debes tener en cuenta es que el ritmo al que tu periquito va a aprender a volar en libertad por la casa no vas a poder fijarlo tú, sino que será un proceso de adiestramiento que irá marcado por sus propios tiempos, el objetivo primordial es que se acostumbre a confiar en ti. Cada vez que salga será un acto de confianza, y cada vez que se deje coger para regresar también.

Para no desanimarte, conviene explicar dos cuestiones. La primera: los animales más domesticables son los mamíferos (perros y gatos), las aves añaden un plus de complejidad que debes tener en cuenta. Además, la edad más indicada para adiestrar a un periquito es su etapa más temprana, desde bebé hasta los 6 meses. Pasado ese tiempo resulta muy difícil establecer ese vínculo con él, y si el ave tiene más de 4 años podríamos decir que es prácticamente imposible.

Dónde esté localizada la jaula es una decisión crucial, porque marcará en cierta medida la personalidad del periquito y le preparará para ser adiestrado. Recuerda que son animales muy sensibles al sonido, debes buscar un lugar no demasiado bullicioso y, por supuesto, lejos de altavoces, música o ruidos del exterior. Sin embargo, les gusta que sea un lugar transitado, donde nos puedan ver de forma continua y estén integrados en la vida del hogar. Cuanto más visible sea para ellos nuestra actividad, más confianza cogerán y más normalizarán el hecho mismo de salir al exterior de su jaula.

Recuerda que el lugar donde dejarás volar a tu periquito debe ser la misma estancia donde suele estar la jaula, porque es el entorno que para él significa el hogar, donde habrá establecido sus lazos. Debe ser lugar seguro y que él perciba como seguro.

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El primer paso: que coma de tu mano

Pasa tiempo con él, realiza actividades que no sean muy ruidosas a su lado. Si teletrabajas, tenerle cerca de ti mientras realizas tus tareas puede ser suficiente. Si no, puedes acostumbrarte a leer a su lado, o a echarte la siesta cerca de su jaula. El objetivo es que el periquito normalice verte y estar cerca de ti, y comprenda que no significas un peligro.

Pasado un tiempo, atrévete a meter la mano en la jaula. Es recomendable que no hables cuando lo hagas, pues el sonido añadirá una variable más que puede poner nervioso al periquito. Simplemente mete un dedo al principio, si se asusta no sigas más, pero según veas que lo va digiriendo, mete más dedos hasta introducir la mano entera. No corras.

Una vez con la mano en la jaula: da toques suaves, como si tus dedos fueran patas. Hazlo con tranquilidad, suavidad y si hablas hazlo con un tono lo más bajo posible. Importante: nunca metas la mano en la jaula con velocidad, hazlo siempre despacio y observando el comportamiento del periquito, hazlo con tranquilidad y él estará tranquilo.

Ahora puedes empezar a meter la mano con comida, una hoja de lechuga, un trocito pequeño de pepino o calabacín. Debe ser algo que le atraiga, novedoso e interesante. No te frustres si el periquito no accede a comer la primera vez, llevará su tiempo. Inténtalo día tras día, el momento llegará.

El primer vuelo

Una vez que el periquito está acostumbrado a tu mano, tanto que es capaz de comer sobre ella sin mayor impedimento, es que ha llegado el momento de ofrecerle hacer su primer vuelo por la casa. Antes asegúrate de que no hay puertas o ventanas abiertas y que no hay ningún peligro para él en la habitación.

El periquito deberá hacer un vuelo libre, simplemente siéntate a observar sin mostrar intranquilidad, sorpresa ni hacer sonidos bruscos o que puedan asustarle. Déjale volar por donde quiera y tú muéstrate con la misma tranquilidad de cuando teletrabajabas a su lado, leías o te echabas la siesta.

Ahora llega el momento más difícil: devolverlo a la jaula. Debes esperar a que el pájaro se pose en algún sitio, a tu altura. Acércate con cuidado, realizando movimientos suaves. Aunque tú sabes que él está acostumbrado a tu mano, para él no es lo mismo verte de cuerpo completo, y esto es algo que puede generar intranquilidad. Es muy importante que él no perciba que le estás persiguiendo, sino que él vuela en libertad y decide que tú puedes acercarte sin escapar.

Ofrécele tu mano, puedes poner de nuevo algo de comida. Según pase el tiempo la comida no será necesaria, pero al principio se utiliza como recompensa. El periquito debe posarse en tu mano para comer y en ese instante puedes cogerlo con sumo cuidado y llevarlo a la jaula. No trates de correr, no te impacientes, recuerda que esta actividad es fruto del ritmo de los dos, y si te muestras con tensión, todo irá más lento.

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