La ginecomastia es una patología propia exclusivamente de los hombres: se aplica a los casos en los que puede apreciarse un crecimiento excesivo de la glándula mamaria, y aunque no lo parezca cuando se sufre, en realidad es algo bastante común, que afecta al 60 por ciento de los adolescentes y al 30 por ciento de los hombres adultos.
Su principal problema no es tanto médico como psicológico: especialmente entre los chicos más jóvenes, la ginecomastia, o desarrollar pecho de forma similar a una chica, puede tener una fuerte repercusión en su autoestima y vida social, por lo que no deberían pasarla por alto ni padres ni médicos, especialmente en los casos más graves.
Existen pues tres etapas en la vida en la que la ginecomastia puede hacerse evidente: después de nacer, debido al efecto que las hormonas de la madre tienen en el bebé a través de la leche materna, durante la pubertad, igualmente por cambios hormonales, o en la edad madura, ya casi llegada la tercera edad, en cuyo caso la culpable sería la falta de andrógenos. Durante la vida adulta, además, es posible desarrollarla en algunos casos como sería, por ejemplo, si tomamos algún medicamento en el que se especifiquen efectos secundarios de tales características, o entre los hombres que sufren obesidad.
La ginecomastia no se puede tratar, aunque existen diversos tipos de cirugía que permiten reducir el tamaño de las mamas mediante una liposucción y una resección glandular. Es, sin embargo, aconsejable esperar un tiempo prudencial en caso de los chicos más jóvenes, hasta comprobar si la patología sigue afectándoles una vez superada la adolescencia.
