Cocina Ext.

Mil y una maneras de cocinar las acelgas

Con sólo 18 calorías por cada 100 gramos, este alimento está especialmente indicado en las dietas de adelgazamiento

En sopas y potajes, como guarnición de carnes y pescados, cocidas, rebozadas o salteadas (como en la imagen)... las acelgas tienen una gran versatilidad en cocina.

Las pencas rellenas resultan una buena opción para que los niños comiencen a probar esta verdura.


La facilidad de su cultivo, su abundancia en el mercado o su asequible precio hacen que, en ocasiones, las acelgas sean consideradas como una verdura ordinaria o de categoría pobre. Sin embargo... ¡nada más lejos de la realidad!: son refrescantes, diuréticas, muy digestivas, nos ayudan a regular el tránsito intestinal gracias a su alto contenido en fibra, aportan cantidades muy importantes de vitaminas y minerales (especialmente potasio, calcio y hierro) y, lo mejor de todo, resultan un aliado perfecto para cuidar la línea.

Y es que, según cómo se cocinen, estas milenarias verduras (incluidas ya en la alimentación de griegos, romanos y árabes) se convierten en uno de los productos imprescindibles de las dietas de adelgazamiento, ya que tan sólo aportan 18 calorías por cada 100 gramos: en ensalada, hervidas, al vapor, sofritas con un poquito de ajo y aceite... Y para los que no quieren o no tienen necesidad de andar ‘peleándose’ con la báscula, la acelga ofrece también todo un mundo de posibilidades gastronómicas. Éstos son algunos trucos y consejos para que les saque el máximo partido:

-A la hora de elegirlas, escoja las que presenten hojas bien brillantes y de un color verde oscuro uniforme, ésta es la mejor garantía de calidad y frescor.

-Las acelgas con hojas muy grandes, ásperas, de color verde amarillento y con tallos fibrosos advierten de que la planta ya ha florecido o está a punto de hacerlo, lo que hace que sus pencas desarrollen un sabor muy amargo.

-La acelga se presta a cocinarla en dos partes: por un lado las hojas, que se preparan de manera similar a las espinacas; por otro, la penca, que se puede saltear, rellenar y rebozar. Si las pencas se dejan enfriar, se pueden consumir como un ingrediente más de las ensaladas.

-Si opta por hervirlas, es aconsejable consumir el caldo de cocción o utilizarlo en otras preparaciones culinarias.

-Tenga en cuenta que las hojas verdes y finas se cuecen antes (necesitan la mitad del tiempo de cocción que las pencas). Por ello se aconseja cocinarlas en dos partes, y así se evita que las hojas queden demasiado cocidas y blandas.

-Recuerde que es un alimento de ‘vida corta’. Por ello, conviene consumirla en 2 ó 3 días desde su compra. Guardada en el frigorífico se conserva unos días más.

-Si se compra fresca y se desea congelar, se ha de escaldar previamente durante 2 ó 3 minutos en agua hirviendo.



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