Cocina Ext.

Cómo servir el vino en la mesa

Un excelente caldo puede verse arruinado por la torpeza de un mal anfitrión. Conozca todas las claves para no ‘meter la pata’ ante sus invitados

Portada del Especial

Por regla general los vinos tintos se deben servir después de los blancos y rosados.

Los vinos dulces, como el 'Pedro Ximenez', se servirán con los postres.


¿Qué se debe servir primero, un blanco o un rosado?, ¿cuál es la temperatura óptima para un tinto?, ¿qué copas se deben elegir en cada ocasión?... Seguro que más de una vez le han asaltado todas estas preguntas a la hora de preparar una cena o comida importante en la que, por nada del mundo, desea defraudar a sus familiares o amigos. Y es que no debemos olvidar que un incorrecto servicio de los vinos en la mesa puede dar al traste con la mejor y más cuidada elección de los mismos. Para que esto no suceda, a continuación le mostramos algunas reglas básicas que le ayudarán resolver con éxito cualquier situación de duda. Tome nota.

EL CORRECTO ORDEN DE LOS VINOS

Resulta difícil establecer normas absolutas e inamovibles en relación con el orden en el que un anfitrión debe ofrecer los vinos a sus invitados, sin embargo hay ciertos principios que pueden resumirse así:

- Los vinos blancos se sirven antes que los tintos (salvo excepciones como en el caso de un Saurtenes, un Barsat, un Alsacia de vendimia tardía o algún vino blanco de postre como un Pedro Ximénez o los Oporto).
- Los menos añejos antes que los más añejos
- Los ligeros antes que los intensos
- Los secos antes que los dulces
- Los chispeantes antes que los aromáticos

De forma más concreta, la lista de vinos quedaría de la siguiente manera: en primer lujar los vinos blancos secos, después los rosados, los tintos ligeros, los tintos con cuerpo y, por último, los blancos semidulces o dulces. Si únicamente se sirviera un vino, éste corresponderá al del plato principal.