Tamara Falcó habla en la universidad sobre su conversión: 'Antes podía comprarme quince pares de zapatos, pero me sentía vacía'

Por hola.com

La hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón, Tamara Falcó, ha viajado hasta Sevilla para participar en un encuentro universitario organizado por la Fundación San Pablo CEU con motivo de la celebración de la festividad de la Conversión de San Pablo, patrono de los centros CEU. Durante tres cuartos de hora, Tamara estuvo contando sus vivencias a los estudiantes que se dieron cita en el salón de actos del Campus, así como su proceso de conversión religiosa, la que comenzó más o menos después de que su padre se separaba por tercera vez tras 17 años de matrimonio.

 

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“Después de que mi padre me contara que se separaba me quedé un poco en shock y decidí pasar unos días junto a él en el campo. Fui a una tienda para comprar un libro y vi una Biblia que ponía ‘Biblia didáctica’ con el dibujo de una palmera y mi nombre en hebreo quiere decir ‘palmera’ y había mapas, y pensé a lo mejor esta la entiendo porque en temas de religión no me enteraba muy bien y decidí comprarla y empecé a leerla” relató Tamara, quien admitió quedarse maravillada con el Génesis y con la lectura de Los Diez Mandamientos.

 

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“Yo había sufrido mucho la separación de mi familia, que mis hermanos se hubieran ido….y después de leer Los Diez Mandamientos me di cuenta que si esas normas las hubiéramos seguido en casa, nunca nadie me habría hecho daño ni yo habría hecho daño a nadie” y entonces comenzó su proceso de conversión. “Empecé a rezar el rosario sin saber cómo rezar el rosario. Una persona me habló sobre un retiro espiritual y allí me dejaron muy claro que el demonio existía y que la única manera de cerrarle las puertas, era la confesión. Llevaba 14 años sin confesarme y me pasé todo el fin de semana en el confesionario. Poco a poco me empecé a encontrar mejor y empecé a necesitar buscar la verdad de una manera adaptada a mí. Ahora voy a misa a diario, quién me ha visto y quién me ve” contaba Tamara, quien admitía que su familia no entendía absolutamente nada de su cambio.

 

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Distendida y muy divertida, la hija de Isabel Preysler, que no tuvo ningún reparo en contestar todas y cada una de las preguntas que le hicieron algunos de los jóvenes allí congregados, continúo contando: "Yo tenía repleto el tema material, pero tenía un vacío interior; era simplemente que nada me llenaba, nada me saciaba; todo el mundo me preguntaba que teniendo la vida tan maravillosa que tenía, por qué me quejaba; en un momento dado una persona me recomendó que hiciera caso a mi vida interior y pensé 'qué tontería si estoy perfectamente y lo que necesito son más zapatos', y el Señor me enseñó de diferente forma. Me podía comprar muchos zapatos, salir de las zapaterías de moda con quince pares y llegaba a mi casa y de repente, un bajón total. Pensé, llegará en la próxima fiesta, un chico guapísimo….tampoco. Tuve la oportunidad de cenar con George Clooney, considerado uno de los hombres más guapos del planeta y que hace una labor social increíble, me habló de ello, pero tampoco sentía paz porque la paz solamente la da el Señor".


 

Finalizado el encuentro y demostrando una vez más su naturalidad y cercanía, Tamara, quien sigue soltera y que admitió que “antes de amar a otra persona hay que amar a Dios”, no tuvo ningún problema en saludar a algunos de los universitarios e incluso se fotografió junto a ellos.