Ya la califican como la fiesta del siglo, y desde luego ha sido el acontecimiento cultural y social del año en México. Con motivo de la inauguración del nuevo museo de la Colección Jumex, su propietario, el multimillonario y mecenas Eugenio López, tiró, como se suele decir, la casa por la ventana. Durante varios días, los invitados de este, conocido como el “Medici” mexicano, han podido disfrutar de diversas celebraciones previas a la apertura en sí del museo, que tuvo lugar el pasado sábado día 16. El martes día 12, Isabel Preysler y Nuria González asistieron junto a destacadas figuras de la sociedad mexicana, entre ellas Genoveva Casanova, a un evento exclusivo en la sede de la colección.
Al día siguiente, Eugenio agasajó a sus invitados con una cena en La Casa de la Bola, un antiguo palacete que hoy en día es también un museo. Allí se dieron cita Adriana Abascal, que más que amiga es como una hermana del presidente de Jumex, feliz junto a su marido, Emmanuel Schreder, y recibiendo felicitaciones por su nuevo programa de moda en la televisión mexicana; Naty Abascal, elegante y dicharachera como siempre; Isabel Preysler, espectacular con un “jumpsuit” negro con las mangas en blanco de Tot-Hom; Nuria González, con smoking y blusa en negro; Paulina Rubio, que no tuvo inconveniente en posar con su nuevo amor, el cantante Gerardo Bauzá, al que conoció cuando la estrella del pop latino era coach de “La Voz… México” y él su alumno; Eva Longoria, que tras varias semanas de rumores, hizo oficial su noviazgo con José Antonio Bastón, presidente de Televisión y Contenidos del Grupo Televisa…
Pero si hubo una presencia destacada fue la de Rosario Nadal. La ex mujer de Kyril de Bulgaria lleva siete años trabajando con la colección Jumex, desde que Eugenio López se puso en contacto con su compañía de asesoramiento de arte, RSC (las iniciales de Rosario Sajonia Coburgo) Contemporary, que fundó en 2001. Empezó como asesora de adquisiciones y fue cambiando de responsabilidades hasta que Patrick Chapernel, director del museo, le pidió hace un año que se uniera a la fundación como directora adjunta, lo que hace que ahora tenga que repartir su vida entre Londres, donde reside junto a sus tres hijos, y México.
Precisamente, sus dos hijas mayores, Mafalda, de diecinueve años, y Olimpia, de dieciocho, convertidas también en dos elegantes princesas, viajaron hasta D.F. para acompañar a su madre el pasado sábado, el día de la gran puesta de largo del nuevo museo. Junto a ellas, otra de las personas más allegadas al corazón de la musa de Valentino, el artista albanés Anri Sala, el joven con el que sale desde el año pasado.
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