Lourdes Montes acude a probarse el vestido por última vez antes de su boda con Francisco Rivera

La firma Pronovias ha dado forma a este vestido basándose en los bocetos de la abogada

Por hola.com

El próximo sábado 14 de septiembre será un día inolvidable para Lourdes Montes y para Francisco Rivera ya que se convertirán en marido y mujer. Para ese día tan especial la novia ya había adelantado en las páginas de al revista ¡HOLA! que había confiado en el equipo de Pronovias para que hicieran su vestido de novia, sin duda, uno de los secretos mejor guardados de todas las bodas y que se convierte en el centro de todas las miradas. Aunque ya conocemos algunos detalles, como que está basado en unos bocetos que empezó a dibujar Lourdes con tan sólo 17 años. 

 

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“Atelier Pronovias ha dado forma al vestido soñado por Lourdes Montes, asesorándola durante todo el proceso así como en la creación y confección del mismo. El vestido ha sido elaborado en el taller de diseño, en El Prat de Llobregat, Barcelona. Atelier Pronovias es el nombre del taller en el que trabaja el equipo creativo de la firma, desde donde nacen y se gestan todas las colecciones para las marcas de Pronovias Fashion Group”, ha comunicado hoy la firma.

Lourdes ha seguido muy de cerca cómo han ido haciendo su vestido del que sólo sabemos que, además de ser de Pronovias, es el vestido con el que ha soñado desde su adolescencia. Los detalles del diseño serán una sorpresa que tendremos que esperar hasta el sábado para ver.

Y precisamente preparándose para el gran día, Lourdes acudió a probarse su vestido al taller de la firma en Barcelona ya que faltan apenas cinco días para su enlace y tiene que estar todo perfecto. Ante la pregunta de si tenía ganas de que llegara el sábado aseguró que sí, pero no quiso desvelar ningún detalle más, ni sobre el vestido ni sobre la luna de miel. Después de esta última prueba, siguió haciendo algunas compras por las calles de la Ciudad Condal, con unos cómodos vaqueros, camisa en tonos azules y las modernas gafas de espejo, sin perder la sonrisa y es que, una imagen vale más que mil palabras, la suya irradia felicidad.