Desde el “sí, quiero” de los duques de Cambridge, la familia Middleton ha ocupado titulares de medios de todo el mundo. En especial Pippa, quien ha cautivado con su belleza y atractivo. La joven, que se convirtió en la protagonista inesperada del enlace real, en el que ejerció a la perfección su papel de dama de honor, regresó anoche al lugar donde empezó todo: el Hotel Goring de Londres, donde pasó la noche previa a la boda de su hermana.
Pippa escogió un vestido veraniego de la firma francesa Maje, chaqueta púrpura, cinturón marrón y zapatos crema de L.K. Bennett para asistir a una fiesta celebrada en el citado hotel y organizada por su dueño, Jeremy Goring, a la que acudieron 300 invitados. La cuñada del príncipe Guillermo estuvo acompañada por sus padres, Carole y Michael, y unos amigos. La fiesta celebraba la apertura de un bar de estilo playero –con arena y barcos incluidos en la decoración-, inspirado en el que Basil Charles abrió en la isla caribeña de Mustique.
No es, sin embargo, la única aparición reciente en público de familiares de la duquesa de Cambridge. El pasado fin de semana, su madre y su hermana acapararon la atención informativa por dos motivos distintos. Carole Middleton, porque se dejó ver en las carreras de caballos de Epsom, una ocasión en la que su hija Catherine volvió a cautivar con su estilo y elegancia. Y al día siguiente la protagonista de la noticia era Pippa, que participó en el triatlón que cada año se celebra en el Palacio Blenheim, en Oxfordshire. Uno de sus organizadores, Alex Coulson, declaró que “todos estaban emocionados de verla”. Y es que no hay duda: la joven se ha convertido, con permiso de su hermana, en la nueva “princesa” de Inglaterra.
