el efecto invernadero se dispara

La Tierra tiene la fiebre alta y está gravemente enferma de CO2. Este diagnóstico, avalado por la comunidad científica, viene a confirmar la alarma de veteranos defensores del medio ambiente como el ex vicepresidente Al Gore, que acaba de lanzar un reto a la humanidad: “Todavía hay tiempo para frenar el efecto invernadero”

Por hola.com

España en la zona zero
Si no se actúa con urgencia, muy pronto nada va a ser lo mismo en la cuenca mediterránea. Nuestro país está dentro de la "zona zero climática" y todo parece indicar que el aumento de la salinidad, la desaparición de las playas y la subida de las temperaturas estivales, que el ministerio de Medio Ambiente ha cifrado entre cuatro y siete grados más altas para finales del presente milenio, va traer consigo un desplazamiento del turismo hacia el Báltico o el Mar del Norte. Eso sin contar con la multiplicación de los fenómenos físicos extremos, como la desertización, las inundaciones o la acción de los ciclones tropicales, que de unos años a esta parte abandonan con excesiva facilidad su ámbito natural del Golfo de México, se reactivan al cruzar el Atlántico en contacto con las altas temperaturas y arrasan grandes áreas del occidente europeo, como ha ocurrido recientemente con el huracán Kyrill, cuyos vientos superiores a los 160 km por hora acabaron hace unos días con la vida de 27 personas y llegaron a sentirse con fuerza en países del interior del continente, como la República Checa o Hungría.
Las Islas Canarias están situadas en primera línea de esta ruta de tormentas imperfectas: si en otras ocasiones la peor parte se la ha llevado Tenerife, este año la borrasca se ha cebado con El Hierro, donde las pérdidas por el último temporal ascienden a 23 millones de euros y los desbordamientos de los cauces se han llevado por delante casas y ganado. Ni los protegidísimos lagartos gigantes se han salvado de morir bajo el lodo: 178 ejemplares quedaron sepultados bajo una montaña de barro, piedras y escombros sin que los naturalistas del Centro de Recuperación del Cabildo Insular pudieran hacer nada por evitarlo.


Todos somos responsables
Una familia media española, por ejemplo, puede emitir anualmente a la atmósfera de forma directa o indirecta una cantidad de CO2 hasta ochenta veces superior a la de una familia de un país del África Subsahariana; pero si la comparación la hacemos a la inversa, esa misma familia se situaría en un índice de emisión veinte veces inferior al de una familia californiana. Esto significaría, entre otras cosas, que la corresponsabilidad ciudadana en el ahorro energético puede ser otro medio eficaz para combatir el efecto invernadero. Si la industria colabora de una forma sistemática, empezando por la del automóvil con la generalización de modelos movidos por energías alternativas como el hidrógeno líquido, y los particulares ponemos algo de nuestra parte ahorrando a cada paso, adquiriendo electrodomésticos de la serie A, adquiriendo bombillas de bajo consumo o invirtiendo en lo que ya se conoce como la vivienda bioclimática, las emisiones de CO2 bajarían sensiblemente. Y, si además, somos capaces de enseñar a nuestros hijos a participar de ese ahorro parte de la batalla estará ganada.
Como diría Al Gore, que no oculta su felicidad por el anuncio de que su documental, Una verdad incómoda, vaya a ser emitido en los colegios de España y por su reciente candidatura al Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional: "Tenemos las armas para luchar, lo que nos falta es compromiso. Estamos ante un desafío generacional. Podemos ser recordados como la generación autodestructiva y egoísta que no fue capaz de actuar o como la que demostró que era capaz de hacer lo que debía. Y en esta lucha, España puede ser el líder europeo".