La actriz Mónica Pont y su marido, el empresario hotelero Javier Sagrera, bautizaron el pasado fin de semana a Javier, su primer hijo. El matrimonio reside en una preciosa masía de la Costa Brava, y muy cerca de allí, en el pueblo de Peratallada, quisieron que tuviera lugar el bautizo de su primogénito.
El pequeño, que ya tiene cinco meses, rompió a llorar durante la ceremonia, que tuvo lugar a las ocho de la tarde, para evitar el calor del verano. Mónica, que lucía una estilizada figura, llevaba un conjunto en tonos tierra, mientras que su hijo vestía un conjunto en color crudo.
Antes de entrar en la iglesia, Mónica y Javier recibieron a sus invitados y se fotografiaron junto a Eva, hermana de Mónica, y Andreu, íntimo amigo de Javier, los padrinos del niño. En la ceremonia también estuvieron presentes las abuelas del niño, María Teresa, madre de Mónica, y Ana María, madre de Javier, así como dos bisabuelas, Concepción y Catalina, abuelas, respectivamente, de Mónica y Javier.
Durante la celebración religiosa, Javier tuvo que ayudar a su mujer a calmar a su hijo, que rompió a llorar en diversos momentos. Al finalizar la ceremonia, la familia y los amigos se reunieron en la finca de la pareja para celebrar al aire libre y con una cena el bautizo.
Poco después de dar a luz Mónico comentaba en una entrevista concedida a la revista ¡Hola!: —Habitualmente se porta muy bien. ¡Tiene unos morritos preciosos! Las facciones se van definiendo poco a poco, y creo que tiene un poco de los dos. ¡Es monísimo! Sus abuelas están como locas con la llegada de su primer nieto.
