Haakon de Noruega volvió a Oslo con barba y Mette-Marit con el pelo más corto
El príncipe Haakon y la princesa Marit declararon a su llegada a Oslo que, después de los atentados terroristas, su primer pensamiento había sido para las víctimas y sus familias y que estaban profundamente impresionados por lo sucedido
En este hotel de Long Island, Nueva York, a orillas del Océano Atlántico y con uno de los 'Spa' más lujosos del mundo, estaban hospedados los Príncipes de Noruega cuando las Torres Gemelas fueron atacadas
17 SEPTIEMBRE 2001
Profundamente afectados por la gran tragedia americana, el príncipe Haakon y Mette-Marit regresaron a Noruega después de disfrutar de un fin de luna de miel en EEUU, amargo, cruel e inimaginable.
”Nuestros pensamientos fueron para las víctimas y sus familias”
“Nosotros estábamos a salvo, pero nos quedamos profundamente impresionados con lo sucedido. Ante todo, nuestros primeros pensamientos fueron para las víctimas y sus familias. No podíamos creérnoslo”, declararon a su llegada a Oslo. “El viaje, añadieron, ha sido estupendo, pero es maravilloso estar en casa de nuevo”.
Los Príncipes herederos del país escandinavo habían llegado a Nueva York el pasado 28 de agosto, después de la boda, en compañía del pequeño Marius, el hijo de la princesa y, cuando sus vacaciones tocaban a su fin, han tenido que esperar, junto a otros miles de turistas, a que los aeropuertos volvieran a su normalidad después del atentado terrorista.
Pasaron su luna de miel en un hotel de Long Island, Nueva York
El príncipe Haakon y Mette-Marit se refugiaron, con Marius, en Long Island, en el hotel Gurney’s INN, de Montauk, Estado de Nueva York. Un lugar paradisíaco en el que los huéspedes tienen a su disposición uno de los mejores Spa del mundo –baños romanos, programas para reducción de peso y estrés- así como cuadra de caballos, piscina cubierta con vistas al océano Atlántico, y todos los deportes de agua... Pero sobre todo, un lugar, en el que pudieron aislarse del mundo, después de que, a su llegada a Manhattan, fueran sorprendidos por un fotógrafo cuando, como dos turistas más, disfrutaban de una almuerzo en una terraza de Manhattan.
La tripulación: “Sabemos que a la Princesa le da miedo volar”
Los Príncipes han vuelto a casa con su hijo, -en sus pequeñas manos, un peluche dálmata- y con un hermano de la Princesa, Espen Hoiby, que les acompañó durante los dos vuelos. Como piloto de las líneas aéreas escandinavas y a sabiendas de que Mette-Marit no se subiría a un avión sin que él estuviera a su lado, estuvo con los recién casados durante las dos travesías e incluso, junto a sus compañeros de tripulación, se permitió gastarles alguna broma. ... “ ... No se preocupen por las turbulencias o movimientos del avión... De sobra sabemos que a la Princesa le da miedo volar”.