Los trastornos del sueño podrían ser una señal de alerta de Parkinson

El insomnio, las pesadillas, los sueños vívidos podrían ser un signo precoz de la enfermedad. Pese a que no hay que alarmarse porque podrían ser solo por estrés, es aconsejable que un médico lo valore si duran y van acompañados de otros síntomas como pérdida de olfato, apatía, depresión o problemas gastrointestinales, como el estreñimiento.

Por Nuria Safont

Los trastornos del sueño pueden ser un síntoma precoz de la enfermedad de Parkinson. De hecho, según alertan los especialistas en neurología, algunos pacientes pueden desarrollar estos problemas antes que otros síntomas motores como los temblores o la rigidez, tradicionalmente más vinculados con la patología. Así lo explicó la doctora María Cerdán, neuróloga de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Complejo Hospitalario Santa Lucía-Santa María Rosell de Murcia, en una jornada formativa organizada por la Federación de Asociaciones de Párkinson de la Región de Murcia (FEPAMUR), con la colaboración de AbbVie. Afirmación que comparte la  Dra. Rocío García Ramos, neuróloga del Servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, a la que hemos entrevistado para que nos aclare qué tipos de problemas para dormir podrían ser un síntoma precoz de párkinson y qué tratamientos existen en la actualidad para tratar la enfermedad. 

Síntomas de la enfermedad de Parkinson más allá de los temblores

¿Cuáles son los síntomas más comunes en Parkinson?

Como punto de partida, el Parkinson se considera sobre todo una enfermedad del movimiento. Los síntomas más comunes, desde el punto de vista motor, son la lentitud, la rigidez y el temblor. Luego ya van apareciendo los síntomas de la marcha.

En cuanto a los síntomas no motores, que también son muy importantes dado que son los que más afectan a la calidad de vida de los pacientes, tenemos los trastornos del sueño, muy frecuentes, los trastornos del sistema nervioso autónomo (trastornos de la tensión arterial, de la orina, del estreñimiento), los trastornos del ánimo y los trastornos que afectan a las funciones cognitivas (demencia o alucinaciones).

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¿Y los síntomas precoces?

Lo que es muy importante es que cuando aparecen los síntomas motores que todos reconocemos en la enfermedad de Parkinson, ya se han muerto más del 50% de las neuronas en los pacientes. Esto significa que la enfermedad ha empezado años antes.

Por eso, antes de que aparezcan los síntomas que ya conocemos, los pacientes pueden tener pérdida del olfato, estreñimiento, trastornos del ánimo y, dentro de los problemas en el dormir, trastornos de conducta del sueño REM. Este último es, de todos los factores clínicos premotores, el que más riesgo confiere de posteriormente padecer una enfermedad de Parkinson.

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¿Por qué los trastornos del sueño pueden ser una señal?

Los trastornos del sueño en el Parkinson se producen por muchos factores. Por un lado, porque se degeneran una serie de neuronas que producen el sueño, y por otro, por la interferencia en el sueño de los fármacos y de los síntomas motores, el estrés o la ansiedad.

Pero los trastornos del sueño precoces, como este trastorno del sueño REM, caracterizado por sueños vividos en los que los pacientes pueden mover violentamente brazos y piernas e, incluso, hablar, se producen normalmente por la degeneración de las neuronas años antes de los síntomas motores.

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¿Irían acompañados de otros síntomas?

Sí, normalmente este trastorno de conducta del sueño REM puede venir acompañado de otros de los síntomas premotores nombrados anteriormente, como la anosmia o la depresión.

Si aparecen después, una vez que tenemos al paciente ya diagnosticado, lo que se ha visto es que los pacientes tienen mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo u otros síntomas no motores.

El estrés y la ansiedad también producen problemas en el sueño, ¿cómo distinguirlos de los provocados por Parkinson?

Por un lado, el trastorno de conducta del sueño REM es muy característico. Son una serie de episodios que ocurren por la noche asociados a sueños vividos, pesadillas o sueños de un contenido desagradable y con movimientos violentos. Hay muy pocos factores que produzcan este trastorno a parte del riesgo de enfermedad de Parkinson u otros parkinsonismos.

Pero también encontramos otros trastornos muy frecuentes como el insomnio, el sueño fragmentado o la somnolencia diurna, en los que ya no hay una etiología tan clara. Además, una vez diagnosticado el Parkinson, influyen en estos trastornos del sueño el estrés, la ansiedad, etc… Todo contribuye de manera parcial.

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Comentaba que la anosmia también pueden ser una manifestación precoz ¿Por qué?

Sí, como se comenta previamente, la pérdida del olfato también es un síntoma premotor de la enfermedad. Viene provocada por la degeneración de las neuronas del olfato de manera precoz. De hecho, en la enfermedad de Parkinson hay una secuencia bien conocida de cómo se van depositando las proteínas anómalas y cómo se van muriendo las neuronas. Por ello, sabemos que las neuronas de los síntomas premotores, tanto las neuronas del olfato como las del sueño o las intestinales, son las primeras en degenerar.

 

¿Por qué es importante tratarlo precozmente?

A día de hoy, no hay ningún tratamiento neuroprotector aprobado en la enfermedad de Parkinson. A pesar de ello, su detección temprana permite que los pacientes tengan una mejor situación motora a largo plazo, porque nos facilita ajustar mejor la medicación. Además, le damos al paciente una mejor calidad de vida durante muchos más años, ya que la situación motora y no motora del paciente mejora con los tratamientos.

¿En qué consiste el tratamiento y cuál es el pronóstico?

El pronóstico es muy variable porque la enfermedad de Parkinson cambia mucho de un paciente a otro y dentro de la patología hay muchos subtipos clínicos. Por ejemplo, los pacientes que tiemblan más suelen ir mejor que los que tiemblan menos. Hay muchos factores que influyen.

Sabiendo esto, el tratamiento va dirigido por un lado a controlar los síntomas motores, sobre todo, con fármacos. Y por otro lado, a ir paliando todos los síntomas no motores para ir mejorando la calidad de vida de los pacientes. El mayor problema en este momento es que, como apuntaba, carecemos de fármacos nueroprotectores y que hay síntomas para los que no hay tratamiento, como los trastornos de la marcha.

En general, normalmente empezamos con tratamientos orales, con pastillas, y, en el momento en que no conseguimos controlar a los pacientes con estos fármacos orales, pasamos a lo que llamamos terapias de segunda línea. Es decir, una vez que la medicación no consigue controlar todos los síntomas, hay opciones de segunda línea.

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Enfermedad de Parkinson 

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico degenerativo que afecta a más de 7 millones de personas en todo el mundo y, tras la enfermedad de Alzheimer, es el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que más de 150.000 personas padecen la enfermedad de Parkinson en España. Este domingo, día 11 de abril,  se conmemora el Día Mundial del Parkinson.

Aunque se trata de una enfermedad cuyo mayor factor de riesgo es la edad, lo que hace que un 2% de las personas mayores de 65 años y un 4% de los mayores de 85 padezcan Parkinson en España, no es una enfermedad que solo sea exclusiva de las personas mayores: existen casos en los que el inicio de la enfermedad se da en la infancia o en la adolescencia y aproximadamente un 15% de los nuevos casos que se diagnostican cada año corresponden a personas menores de 50 años.

“Aunque aún se desconocen muchos de los factores que influyen a la hora de desarrollar la enfermedad, la edad no es único. Se han descrito más de 20 mutaciones genéticas que podrían explicar cerca del 30% de las formas familiares de la enfermedad (sobre todo aquellos casos de inicio temprano) y el 3-5 % de las formas esporádicas. Además también se han identificado agentes ambientales como ciertos hongos, bacterias y virus, o el hecho de haber padecido algún traumatismo craneoencefálico, como factores que podrían aumentar el riego de padecer esta enfermedad”, explica el Dr. Diego Santos, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

La enfermedad de Parkinson se caracterizada por producir la degeneración y muerte de las neuronas dopaminérgicas. Y esta pérdida de dopamina es lo que hace aparecer los clásicos síntomas motores de esta enfermedad, aunque también puede manifestarse en trastornos cognitivos, gastrointestinales, autonómicos, sensitivos o del sueño. “A la hora de diagnosticar y tratar la enfermedad hay que tener en cuenta que la enfermedad de Parkinson afecta y progresa en cada individuo de manera diferente. Por ejemplo, hasta un 40% de los pacientes con Parkinson no presentan temblor, y en un 40% de los casos la primera manifestación del Parkinson es la depresión”, destaca el Dr. Diego Santos. ”Y aunque es verdad que la discapacidad motora tiene un alto impacto en el gasto sociosanitario, son otros muchos síntomas que pueden desarrollar los pacientes  -como depresión, demencia, o psicosis- los que aumentan la discapacidad y morbilidad de esta enfermedad”. 

Así pues, identificar correctamente todas las manifestaciones de esta enfermedad y tratar de forma adecuada los síntomas motores, pero también los no motores, es básico para ayudar a mejorar el pronóstico de los pacientes y mejorar su calidad de vida. Y más en tiempos de pandemia. Y es que la COVID19 ha provocado consecuencias negativas para los pacientes de trastornos del movimiento. Entre ellas los neurólogos destacan el retraso en el diagnóstico de pacientes recientemente derivados al especialista a causa de la saturación asistencial, o un empeoramiento de los síntomas en un 66% de personas con enfermedad de Parkinson, según un estudio avalado por la SEN.