Cáncer: cómo afrontar una recaída según los psicólogos

La actriz Shannen Doherty acaba de comunicar que padece, de nuevo, cáncer de mama. ¿Cómo consideran los expertos que deben abordarse estas situaciones?

Por Pilar Hernán

Y, de repente, llega la noticia que ningún paciente oncológico quiere escuchar: el cáncer ha vuelto. Una recaída a la que acaba de enfrentarse la actriz Shannen Doherty, quien ha reconocido entre lágrimas que ha de enfrentarse, de nuevo a la enfermedad que le fue diagnosticada en 2015, un cáncer de mama que se ha reproducido y que se encuentra en la actualidad en un estadio IV, tal y como ella misma ha desvelado. Sin duda, se vive entonces una auténtica montaña rusa de emociones, el desánimo se hace presente y se cumple el que es el mayor de los miedos para muchos pacientes oncológicos. Pero ante un nuevo diagnóstico negativo, no hay que bajar los brazos y rendirse. Toca, después de los primeros momentos de desánimo, volver a decir lo de 'puedo con ello'. Así lo explican los especialistas en Psicooncología, que se encuentran con frecuencia con estos casos. 

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¿Cuál es la primera reacción de los pacientes?

"La reacción del paciente suele variar mucho dependiendo del pronóstico de la persona, de su personalidad y de si tenía expectativas de una recaída o no. Lo más complicado llega cuando has retomado tu vida y no cuentas con una recaída. Entonces el impacto emocional es muy duro. Diría que hay incluso un episodio de shock más intenso que la primera vez. Aparece la incredulidad, la rabia, el enfado y mucho miedo. Se despierta un pensamiento en el que nos preguntamos en qué estadio me encuentro ahora", nos cuenta Marta de la Fuente, psicóloga responsable de la Unidad de Psicooncología del Hospital MD Anderson Madrid. "Se cumple uno de los mayores temores que acompaña durante toda la enfermedad: la posibilidad de una recaída. Suele generar un gran impacto emocional, ya que hay que sumar una sobrecarga emocional adicional que tiene varios significados: enfrentarse otra vez a los tratamientos, preguntarse si esta vez funcionarán, tolerar el sufrimiento emocional que suele aparecer en forma de temor, irritabilidad, tristeza...", nos explica la psicóloga Marta de la Peña, de GrupoLaberinto, que añade que "cada experiencia es una forma subjetiva única y depende de sus capacidades de procesamiento, recursos internos, capacidad de regulación emocional, nivel de apoyo percibido... No hay una fórmula correcta para afrontar un nuevo diagnóstico. Es recomendable aceptar y tolerar esas primeras reacciones emocionales y no intentar siempre estar positivo, sino 'adecuado' y ajustado emocionalmente a la situación". 

Enfrentarse por segunda vez al diagnóstico

"Cuando se produce el diagnóstico de cáncer por primera vez, surgen pensamientos como ‘A por ello’, ‘voy a poder con todo’. Cuando aparece una recidiva, todo se vincula con una mayor complejidad para tratarlo. Es importante acompañar en todo este proceso y permitir el momento de ventilación y desahogo emocional del paciente". Coincide Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, que nos cuenta que "cuando sucede por segunda vez, es inevitable que en la persona puedan aparecer pensamientos que le lleven a creer que esto nunca va a terminar. Es importante, para intentar ser objetivo, hablar con los médicos para que nos trasladen de manera clara la gravedad y los tratamientos, y en base a la información, afrontar la situación. La mejor manera de afrontar es ir centrando la atención en el siguiente paso, alejándose de la anticipación y de ir hacia el futuro". En opinión de Marta de la Peña, "con el primer diagnóstico puede crearse una sensación de esperanza y la sensación de control. Sin embargo, con una recaída, muchos pacientes experimentan una sensación de mayor vulnerabilidad".

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Gestionar las emociones

Así, en opinión de Pilar Conde, el paciente debe abordar esta noticia "como una nueva etapa, un nuevo hito que hay que volver a superar, sin realizar generalidades, permitiéndose también inicialmente el sentirse triste, frustrado, hasta que consiga llegar a la aceptación de la nueva situación". Es ahí cuando el papel del psicólogo cobra importancia. "Nuestra función es dar estrategias para abordar esta situación. Permitirle estar triste, que lo manifieste, e intentar que esas emociones no acaben dominándole. Es muy importante trabajar la tolerancia a las emociones desagradables. Y es que es muy habitual que personas que han afrontado muy bien el momento del primer diagnóstico, con un espíritu de lucha, buscando soluciones, con la recidiva no tienen la misma fuerza ni ganas, al sentirse más sobrecargados y desconcertados. Esta reacción es normal y desde el entorno es importante que lo comprendamos y normalicemos", nos dice Marta de la Fuente. "Hay que explicarles que hay que actuar igual que la primera vez, pero dejándoles claro que también tienen derecho a tener miedo. No trasladar el sentimiento de culpabilidad ante una recidiva, no solo por pensar que puedo haber hecho algo mal que ha influido en la reaparición del cáncer, como no cuidarme lo suficiente o vivir un periodo de estrés, lo cual no tiene por qué ser la causa. También en lo relacionado con las emociones. El paciente puede pensar ‘siempre he sido muy fuerte’. Y sin embargo, en esta segunda vez, la recaída le enfada, le desanima. Hay que explicarle que puede permitirse desahogarse, que es necesario hacerlo. Que no reprima, que no esconda, que traslade y que exprese lo que siente. Que viva su momento de duelo. Y es que, al final, es una sintomatología similar a la de un duelo, porque al final estamos ante una pérdida de la salud", apunta la experta de MD Anderson.

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Claves para afrontar el nuevo diagnóstico

Pilar Conde resume de forma clara las recomendaciones concretas que daría a un paciente en esta situación: 

  • Permitirse sentirse frustrados, tristes, para poder procesar la situación y acabar en la aceptación, desde ahí decidir como uno lo quiere afrontar.
  • Una vez tenemos el camino a seguir, centrarse en el paso siguiente, ir haciendo hitos al afrontar cada situación.
  • Ya han experimentado con anterioridad el momento de afrontar la enfermedad y lo han superado, por lo que es buena alternativa pensar en cómo lo afrontaron y decidir qué mejorarían o cambiarían. 
  • En la medida de lo posible, intentar mantener ciertos aspectos de su vida, establecer prioridades y dedicar tiempo a las mismas.
  • Si le va bien compartir lo que le sucede, formar parte de grupos terapéuticos.
  • Permitirse sentir acompañado por un profesional, de manera que puedan recibir apoyo psicológico.

La ayuda del psicólogo para abordar esta etapa

Se da otro condicionante y es que, al final, el paciente ante una recidiva es un paciente experto. "Ya sabe lo que le pasa, a lo que se expone, lo que ha vivido. Eso puede influirle, por lo que es importante trabajar con esos pensamientos anticipatorios catastrofistas que pueden aparecer. Y es que no tiene por qué significar que haya un empeoramiento de tu pronóstico. En ocasiones es algo puntual que se puede tratar", explica Marta de la Fuente. "Queremos ayudar a la persona y tenemos que acompañarla en las emociones que sienta, cualquiera que sea, incluso permitiéndole vivir aquellos momentos de desánimo. Algo que podría ayudar a mantener la esperanza es poner el enfoque en los avances de investigación médica, en lo altamente cualificados que están los profesionales sanitarios, en los esfuerzos personales que se están haciendo, así como, en los casos que sea posible, identificando los progresos que puedan darse en la evolución del paciente", cuenta la psicóloga de GrupoLaberinto.  

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Recuperar la actitud positiva

La psicooncóloga de MD Anderson da, además, un consejo importante: que ante ese momento de recidiva, no nos quedemos con dudas, para no sacar nuestras propias conclusiones, que pueden no ser las más certeras. "Hay que preguntarle todo al médico", nos dice. ¿Es siempre necesaria la ayuda psicológica? "Hay personas que reaccionan muy bien la primera vez, no requieren de ayuda psicológica, pero en una recidiva es habitual que sí que la necesitan. Depende del paciente. Yo explico que siempre te va a beneficiar, pero no todas personas lo necesitan, porque tal vez tengan recursos a nivel personal para afrontarlo". Y desde su experiencia profesional, nos cuenta que cuando un paciente acude a su consulta con una recaída "intenta tranquilizarlo, partiendo de que es una situación vital estresante, y dejando claro que puedes permitirte momentos de malestar. Que tengas una recaída no es sinónimo de empeoramiento o un mal pronóstico. El médico nos dirá cómo hay que tratarlo, no necesariamente con una nueva quimio o una operación, y no significa que te vayas a morir".  Pilar Conde les explica "que va a ser difícil, va a ser duro, pero tiene que valorar cómo quiere enfrentarse a esta situación. Sabemos que una actitud en la que nos mostramos con esperanza, favorece el bienestar emocional y ello conlleva que se afronte mejor la enfermedad".