No dormir lo suficiente conlleva todos estos riesgos

Dormir poco y mal tiene muchas más consecuencias negativas para nuestra salud que el simple hecho de sentirnos cansados a la mañana siguiente.

Por Cristina Soria

Descansar poco y mal es uno de los males de la población en general, y tiene consecuencias muy negativas para nuestra salud. Muchos de los motivos que nos impiden dormir siete horas al día tienen que ver con el estilo de vida, ya que a la cabeza de las causas generales del insomnio están los nervios y el estrés, pero también la alimentación, el síndrome de piernas inquietas, trastornos hormonales como el tiroides o simplemente no dormir en el entorno adecuado. 

Descansar una media de siete horas al día es fundamental para rendir con plenitud, mantener un buen estado de ánimo y proteger nuestra salud, pero esto es algo que, al parecer, nos resulta más difícil a las mujeres.

Dormir poco es un asunto de mujeres

La forma en que dormimos, en lo referente a la calidad del sueño, es una de las cosas que nos diferencia a hombres y a mujeres. Además de todos los factores comunes que pueden general un mal descanso, las mujeres contamos con otros que nos afectan directamente.

El factor principal son las hormonas, como los estrógenos y la progesterona, que van variando sus niveles durante el ciclo menstrual, provocando que a veces nos resulte imposible conciliar el sueño. Pero, además, las alteraciones hormonales se disparan durante el embarazo y también durante la menopausia, y es en estas etapas donde más nos cuesta descansar todo lo bien que nos gustaría.

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 No dormir afecta a la salud de todo el cuerpo

Dormir es tan necesario como comer, incluso como respirar, porque el cuerpo es una máquina que necesita del descanso nocturno para reponerse, tanto física como mentalmente, y si no lo consigue no tardan en aparecer las consecuencias.

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Lo más inmediato que percibimos tras una mala noche es que nuestro cerebro se ve afectado y se muestra torpe y lento, con dificultad para mantener la atención y actuar con rapidez y eficacia. Pero ese es solo el primer síntoma. A partir de ese momento, conforme avanzan las noches sin conseguir un buen descanso, nuestras defensas comienzan a caer en picado y aumenta el riesgo de padecer enfermedades.

Solo con una semana durmiendo mal ya tenemos más riesgo de enfermar, porque nuestro cuerpo deja de producir citoquinas, encargadas de protegernos frente a virus y bacterias. Además, dormir menos de cinco horas al día altera los niveles de adrenalina, aumenta el estrés y dispara la tensión arterial, algo que supone un gran riesgo para nuestra salud. Sin olvidar que nuestro corazón resulta dañado, porque necesita el descanso nocturno para repararse y bajar la intensidad con la que trabaja durante todo el día. El riesgo de sufrir diabetes tipo 2 también aumenta, porque la producción de insulina también se ve afectada por un sueño deficiente.

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Y también afecta a nuestro aspecto y carácter

Dormir poco envejece. Necesitamos descansar para generar la hormona del crecimiento, que es la responsable de la reparación de nuestras células. Y eso incluye a las de la piel, por lo que cada noche que dormimos mal nuestra piel envejece, pierde firmeza y deja que asomen las arrugas. 

También nos hace proclives a sufrir un aumento de peso, porque cuanto menos dormimos más aumenta la producción de la hormona grelina, que hace que las grasas se quemen más despacio. También aumenta el cortisol, que ayuda a que la grasa se acumule en la cintura, y a nuestro cerebro le cuesta más tomar buenas decisiones, incluidas las que están relacionadas con la alimentación, por lo que es más fácil comer más grasas y azúcares de lo debido.

Nuestro carácter es otro de los grandes perjudicados, porque al no dormir se producen cambios químicos en nuestro cerebro que favorecen los sentimientos de tristeza y ansiedad que, si no se detienen a tiempo, pueden conducirnos a un estado depresivo en poco tiempo.

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