¿Llevarías a tu perro al trabajo? Estos son los pasos a seguir

Existe una tendencia cada vez más popular de llevar a las mascotas a nuestros centros de trabajo. Claramente no es una práctica que pueda realizarse en cualquier tipo de trabajo, ni que esté bien vista por todos.

Por Cristina Soria

Llevar a tu perro al trabajo puede hacer que mejoren tus niveles de estrés, pues según un estudio de la Universidad de Virginia, la relación directa con tu perro, pudiendo verle y acariciar en todo momento, es una práctica que te hace relativizar el cúmulo de situaciones diarias que podrían producirte ansiedad y desasosiego durante el día. Además, según ese mismo estudio, tu mascota hace que produzcas más, porque te sientes más feliz a su lado, y esto incide en tu alegría y positividad frente a los retos.

Los perros, además, fomentan una comunicación más abierta y dinámica. Según este estudio esto es, además, una situación que se contagia: allá donde hay perros parece ser que se generan unas dinámicas de lenguaje no verbal en las que la empatía y cierta predisposición al diálogo fluyen de manera más ágil que sin estos pequeños peludos correteando por los pasillos.

Pero la razón primordial por la que puede ser buena idea trabajar con tu perro es saber que no está solo en casa. Esta medida tiene todo el sentido para el dueño de una mascota que lamenta profundamente que las horas que le dedica al trabajo el animal las pasa aburrido en un piso, sin nada qué hacer, durmiendo más de la cuenta y sin socializar. Este sentimiento de culpa razonable es el que puede hacer que pretendamos cambiar los usos y costumbres de nuestro centro de trabajo e intentar establecer una nueva norma que permita que los perros nos acompañen.

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Pero los problemas no son pocos

No a todo el mundo le gustan los perros, es más, hay a quien no les gustan nada, y están en su pleno derecho de ir a trabajar sin verse obligados a interactuar con ellos. Además, los perros son causa de fobia para un gran número de personas, les ponen nerviosos el hecho de que el perro se les pueda acercar, oler, lamer o pretender jugar, y no se trata de un miedo accesorio ni voluntario, ya que quien lo padece lo sufre.

Además, hay personas que simplemente son alérgicas a los perros. Sobre todo lo más grandes no son hipoalergénicos, sueltan mucho pelo y este produce irritación de ojos, estornudos y malestar general en las personas que son alérgicas. Preservar la salud de los empleados de un centro de trabajo es una prioridad, y por tanto este tema puede presentar más de un escollo a la hora de establecer que los perros puedan acompañar a sus dueños.

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También, en función del tamaño del perro esto puede presentar problemas, porque los perros más grandes (como los Golden Retriever o Pastor Alemán) pueden entorpecer el uso de las instalaciones o generar algún tipo de colisión y desordenar o malograr el espacio de trabajo. Sin embargo, si se acota qué tipo de perros pueden ir al trabajo (los más pequeños y tranquilos) y qué tipo de perros no, esto desencadenaría un sentimiento de exclusión de ciertos empleados, de mayor añoranza de sus perros viendo que otros compañeros sí pueden llevar a los suyos y, a fin de cuentas, desigualdades que podrían desencadenar otro tipo de conflictos.

Pasos a seguir para invitar a las mascotas al centro de trabajo

La decisión final sobre si se admiten mascotas o no está en la mano de la junta directiva de cada empresa. Pero por encima de ellos realmente la última palabra la tiene el edificio, según el tipo de propiedad o arrendamiento en el que se sitúe la empresa estará permitido o no el acceso de animales y la normativa interna del edificio puede llegar a ser muy restrictiva sobre este aspecto.

Para iniciar esta petición a los directivos de la empresa es fundamental hacer una primera evaluación de cuántos perros son susceptibles de ser invitados a la empresa, cuántas personas se declaran amantes de estas mascotas aunque no tengan perros, y si existe quien pudiera tener un conflicto con esta situación por alergia o fobia. Sin esa información, aunque sea bocetada, iniciar el proceso de petición a la dirección no tendría sentido.

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Si las primeras pesquisas son exitosas, no parece haber nadie especialmente en contra y el número de perros de acudir al centro de trabajo no es masivo pero tampoco es un privilegio que solo vaya a favorecer a una persona, entonces es momento de designar a un portavoz y de proponer la idea a la directiva de la empresa. Además habría que añadir una propuesta general de cuidados extra para el centro de trabajo y de evaluación de este proyecto, en previsión de desperfectos del mobiliario o de pérdida de tiempo durante la jornada laboral. 

Es necesario realizar un croquis con los días a la semana en los que podrán venir los perros, o si son varios, cómo organizarlo para que se turnen y que la oficina no se convierta en un parque municipal de perros. Además, se debe tener en cuenta dónde sacar a los animales para hacer sus necesidades, si cerca de la oficina hay zonas verdes y dónde colocar la comida y bebida de las mascotas.

Si todo esto crees puede resultar demasiado complejo y tú y tus compañeros amantes de los animales creeis que puede ser un objetivo muy ambicioso para conseguir el sí definitivo, se podría empezar, simplemente, por instaurar un “día de la mascota”, en el que se admita traer a los perros al centro de trabajo de forma excepcional, y que sirva de prueba piloto para ver cómo resulta la experiencia. Este día especial requerirá también cierta preparación, a menor escala, y pondrá a prueba si el espacio de trabajo es pet friendly, si puede haber conflictos o si hay alguien al que realmente le molesta especialmente tener relación cercana con perros.

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