Usa la playa como gimnasio, ya no hay excusas

No te justifiques con que estás de vacaciones para dejar de hacer deporte. La playa es un sitio tan bueno como cualquier otro para seguir haciendo ejercicio para mantenerte en forma durante el verano.

Por Cristina Soria

Cuando estamos habituados a practicar deporte de manera regular es normal que nos preguntemos cómo podemos seguir manteniéndonos en forma durante las vacaciones de verano. Es cierto que el cuerpo no se resiente por dejar de el gimnasio un par de semanas, pero cuando estamos acostumbrados a esa descarga de endorfinas que nos proporciona el ejercicio físico, cuesta pensar que lo tenemos que dejar a un lado.

El cambio de rutina y de espacio que supone salir de casa para disfrutar de unos días de descanso puede descolocarnos y hacer que dejemos a un lado la posibilidad de hacer deporte. Pero, con total seguridad, puedes encontrar la forma de seguir ejercitándote durante las vacaciones. La playa es el destino veraniego por excelencia, y te ofrece más posibilidades de las que imaginas para seguir cuidando de ti y de tu cuerpo.

Pasear en bici, mejor junto al mar

Solo con pensarlo ya nos apetece. Pocas imágenes resultan tan idílicas como un paseo en bici por el paseo marítimo o por los senderos que conducen a la playa. No te resultará complicado convencer a tu familia o acompañantes de aparcar el coche por unos días y cambiarlo por unas estivales bicicletas. 

Será divertido, práctico y te permitirá ejercitar tu cuerpo, especialmente el tren inferior. Además, resulta un excelente ejercicio aeróbico y es una manera eficaz de activar nuestro sistema circulatorio. Si el terreno lo permite, podéis alquilar unas bicis de paseo que os hagan sentir casi parte de la mítica Verano Azul.

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Nadar en el entorno más natural

Es posible que te alojes en un hotel que disponga de una piscina en la que puedas nadar con libertad, en especial a determinadas horas del día. Ya sabes que la natación es un ejercicio de lo más completo, así que no hay excusas para pasar de largo por la zona de la piscina.

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Pero si, además, quieres disfrutar de una verdadera experiencia acuática, puedes nadar en mar (con la precaución de no salir nunca de la zona habilitada para hacerlo). No solo es una auténtica experiencia disfrutar de un medio natural ya que, además, sentirás que es más fácil flotar gracias al efecto de la sal, y podrás mejorar tu técnica. La sal también te ofrece un efecto antiestrés que no encontrarás en la piscina, y te ayudará a cuidar de tu piel y a mejorar la circulación. 

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Es hora de rescatar el juego de las palas

Recupera tu juego de la infancia y vuelve a perseguir una pelota con las palas. De esta manera pasarás un buen rato (asegurado) y realizarás ejercicio aeróbico, además de trabajar la coordinación corporal. Además, puedes olvidarte de las pesadas palas de antaño, con las que seguramente no quieras cargar en tu bolsa de la playa, y hacerte con un nuevo par ultraligero con el que estarás deseando empezar a jugar.

Abdominales siempre a punto

El ejercicio estrella para trabajar tus abdominales puede seguir siéndolo mientras estás en la playa. Nos referimos, cómo no, a las planchas. Puedes hacerlas de todo tipo: estáticas, laterales, con elevación de pierna… practica las que más controles y elige la primera hora de la mañana para realizarlas. Apenas te llevará unos minutos y podrás seguir fortaleciendo tu abdomen sin dejar de disfrutar de la playa.

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