Estas son las enfermedades más comunes de los bichones malteses

Los bichones malteses son perros pequeños y con una alta longevidad. Sin embargo, tienen su punto débil en la sensibilidad de sus ojos, articulaciones y en la posibilidad de padecer problemas de estrés que desencadenen en un temblor casi crónico.

Por Cristina Soria

El amor por nuestras mascotas no tiene límites, y queremos lo mejor para ellos pese a que a veces, como ocurre con las personas, cada raza de perro tiene sus propios condicionantes genéticos, degenerativos o problemas de salud habituales que les producen trastornos y síndromes que no podemos evitar.

Ser conscientes de cuáles pueden ser sus problemas nos puede poner en alerta para ofrecerles nuestra ayuda ante los primeros síntomas y conseguir así amortiguar sus molestias, dolores o evitar que estos problemas de salud vayan a más.

Atrofia de retina

Hay muchas enfermedades, afecciones y patologías que tienen nuestras mascotas y que tienen su equivalencia en humanos. Sin embargo, pese a que la medicina humana dispone de todos los medios para realizar intervenciones, los animales no siempre encuentran su tratamiento o intervención.

Este es el caso de la atrofia degenerativa de la retina, que podría entenderse como unas cataratas de perro. En este caso, los bichones malteses son una de las razas que más se ven afectadas por este problema ocular que tiene una raíz genética. Es decir, que si nos remontamos al árbol genealógico de nuestra mascota podríamos llegar a determinar en qué probabilidad podría padecerlo.

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No existe cura, pues operar a los perros de cataratas no es una intervención fácil y sería muy costosa. Como en el caso de lo humanos, esta enfermedad degenerativa se presenta sobre todo en animales con una edad muy avanzada, y con el paso del tiempo podría llegar a producir la ceguera total del animal.

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Síndrome de White Dog Shaker

Puede que veamos temblar a nuestro bichón y no sepamos la causa, pues no se trata de una situación de estrés ni hemos escuchado petardos. Podría tratarse de un síndrome que evidencia que nuestro perro ha pasado por otras épocas de estrés tan intenso que le ha provocado una dolencia consistente en el propio temblor. 

Este síntoma puede aparecer cuando el bichón es pequeño y todavía no ha cumplido los tres años. Si durante esa época el perrito ha padecido una serie de situaciones intensas y continuadas de altas emociones o estrés, podría desarrollar un temblor tiempo después y que este persista a largo plazo.

Este síndrome se encuentra en muchos perros que han pasado por situaciones traumáticas y que, tras haber sido recogidos por protectoras de animales, luego sus nuevos dueños tratan de limitar. No es un síndrome crónico y puede acabar yéndose. Lo más importante del síndrome White Dog Shaker es que no se trata de una situación especialmente dolorosa para el perro, es decir, que no es la consecuencia de una dolencia aún peor, sino que constituye en sí misma una dolencia, molesta, pero que no limitará el futuro del perro.

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Luxación de rótula

Esta dolencia es muy común en perros, también en los más grandes y en los que más tiempo dedican al ejercicio. Se trata de una luxación por el propio desgaste de las articulaciones, que se da normalmente en perros pequeños y tranquilos, como es el caso de los bichones malteses. En su caso se produce por anomalías congénitas que pueden hacerles presentar un leve problema en las articulaciones que podría ir a peor con el tiempo, y acabar degenerando en una luxación o, lo que es lo mismo, en que la articulación deje de funcionar y la rodilla se deslice fuera de su lugar.

Esta es una dolencia muy dolorosa para nuestro perro y que le produce una cojera razonable, de la misma forma que se produciría en humanos. El problema de este tipo de dolencias en los perros es que, como ellos mismos no son conscientes de que lo que les ocurre, y no existe una comunicación verbal posible con ellos ante los primeros síntomas, podemos acabar forzándoles a caminar sin ser conscientes de su dolor y a hacer que el problema se agrave. Por lo que recomendamos que siempre que apreciemos una dificultad y una negación por parte del perro a moverse, consultemos con el veterinario para asegurarnos que no padece de un problema óseo.

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