Si te sientes cansada, puede que te falte hierro

Cuando sentimos que el cansancio hace mella en nuestra salud puede deberse a la carencia de hierro, pues está directamente relacionado con la energía que podemos demostrar a lo largo del día y con el dolor muscular.

Por Cristina Soria

En el ajetreo común de nuestra vida, muchas veces no acabamos de ver el fin de cierto cansancio acumulado, que no se esfuma ni cuando dedicamos un fin de semana reparador a descansar o aprovechamos un largo puente para coger energías. De regreso a nuestra rutina el cansancio aflora de nuevo como si jamás se hubiera movido de su lugar.

Esta situación de agotamiento prolongado puede producir cierta apatía, pues la falta de energía y el malestar físico está ligado inevitablemente con la percepción de que te sientes superada, y de que no existe la forma de levantar el ánimo.

Entre las mujeres, las razones más frecuentes para visitar al médico cuando acusamos cansancio y falta de energía son las enfermedades autoinmunes, el hipotiroidismo y la anemia. Si atendemos a esta última, las deficiencias de hierro pueden estar causadas por pérdidas menstruales. Sin embargo, cuando superamos los 50 años la anemia está relacionada con niveles bajos de vitamina B12 y ácido fólico.

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El déficit de hierro es una de las razones más claras

Sin que debas descartar otras opciones, lo cierto es que las anemias ferropénicas y los déficit de hierro son el motivo más común cuando nos referimos a cuadros de cansancio continuado en mujeres sanas. Existen síntomas claros que pueden ayudarnos a descartar otras opciones y centrar las soluciones en mejorar el aporte de hierro en nuestra dieta.

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Entre los síntomas de una carencia de hierro encontramos el dolor muscular generalizado y la sensación de una debilidad, que provocan la sensación que realizar el más mínimo esfuerzo, bien sea físico o mental, causa dolor y desasosiego.

Además, hay un indicador aún más objetivo es el frío corporal. Si te notas destemplada y percibes que no logras encontrar una sensación térmica agradable aun cuando te ecuentras en zonas bien climatizadas puede deberse a una carencia de hierro. Las manos y los pies son la zonas que más frías percibes si tienes una carencia de este mineral.

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Entre los síntomas de carencias de hierro también encontramos la somnolencia de día y un insomnio pronunciado de noche. Que impiden un correcto descanso, pues de día luchamos contra el cansacio y las ganas de dormir y de noche no conseguimos pegar ojo y nuestro cuerpo no llega al alcanzar el sueño reparador que necesita.

Pero hay cuestiones aún más evidentes, pues saltan a la vista y se asocian con este déficit de hierro, como una palidez inusitada, infecciones cutáneas, y problemas de piel que se complican, como una mala cicatrización de heridas, dermatitis y fotodermatitis, además de un aumento de acné y de los granos.

Al igual que la piel, también las papilas gustativas demuestran heridas y dificultad para cicatrizar, apareciendo aftas y atrofias en las papilas gustativas. Estos síntomas puede culminar incluso con un intenso dolor de la lengua, y la inflamación de esta.

La carencia de hierro también produce que las uñas se vean desgastadas, afloren manchas y que se astillen dejando a la vista las capas de su formación. El pelo puede caerse, mostrar puntas abiertas y del cuero cabelludo puede aflorar caspa.

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