Ejercitarnos no solo es bueno para mantener una figura que nos haga sentir bien y lucir nuestro mejor yo tras la operación bikini. El ejercicio físico es mucho más que eso, y por esta razón conviene no centrar nuestro entrenamiento en un breve espacio de tiempo para conseguir un resultado a corto plazo, sino hacer del ejercicio una dinámica continua que nos ayude a sentirnos cada vez más sanos.
De hecho, uno de los beneficios más importantes del ejercicio físico es la mejora de la resistencia física, es decir, fortalecer todo nuestro cuerpo dotándolo de mejor capacidad respiratoria, fortaleza del aparato circulatorio y dinamización de los procesos de nuestro cuerpo que revierten también en beneficios para nuestra mente, como por ejemplo, menos estrés y ansiedad.
Mejorar la resistencia física es un beneficio invisible del ejercicio, porque no se ve de un vistazo al apreciar nuestro cuerpo, pero en el fondo va ligado a los avances que percibimos cuando bajamos de peso y tonificamos los músculos. Ambas cuestiones sólo pueden ser producto del esfuerzo, la constancia y una alimentación saludable.
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El aparato circulatorio te lo agradecerá
Cuando realizamos ejercicio físico y tonificamos nuestros músculos estamos fomentando la formación y la fortaleza de los capilares. Esta es una cuestión orgánica muy importante que nos concede un poder especial, pues favorece que los músculos accedan más y mejor a los nutrientes que consumimos.
De la misma forma, los capilares son una vía de dos sentidos, envían nutrientes pero también son capaces de retirar los desechos de la sangre, y mediante esta comunicación activa nos sentiremos mayor resistencia frente al esfuerzo. Estas funciones de los capilares en nuestros músculos ayudan a reducir notablemente la sensación de fatiga frente a cualquier ejercicio, no sólo el que realizamos en el gimnasio o en cualquier otro entrenamiento, también en nuestro día a día: corriendo para coger un autobús o subiendo las escaleras de casa.
Además, cuando entrenamos de forma constante y mejoramos nuestra resistencia estamos fortaleciendo la musculatura del corazón, haciéndole más fuerte y reduciendo las pulsaciones por minuto, lo que produce un mayor bombeo de sangre por cada latido. De esta forma, es como si la potencia del corazón se duplicara, pues ya no es preciso que realice dos latidos para algo que ahora consigue hacer en uno.
También el ejercicio físico hace que mejore la presión sanguínea, lo que quiere decir que aumenta la fluidez con la que circula la sangre. Y además de hacerte sentir más saludable, esto disminuye notablemente las posibilidades de sufrir enfermedades coronarias y supone una ayuda para el colesterol, porque hace aumentar el HDL, el tipo de colesterol bueno que lucha contra el malo.
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Oxígeno para tu vida
Cuando haces ejercicio físico de forma continuada y mejoras tu resistencia, una de las primeras cosas que notas es que te cansas menos con cada cosa que haces. Esto es porque mejora nuestra capacidad cardiorespiratoria, es decir, que se saca el máximo provecho a la potencia de nuestros pulmones, porque todo nuestro organismo empieza a optimizarse.
Respiras mejor, tu consumo máximo de oxígeno aumenta, y esto también favorece que bajen tus niveles de estrés y ansiedad, pues fruto del bienestar general, tanto circulatorio como respiratorio, segregas serotonina, que aporta un plus a tu estado de ánimo.
Y en suma, cuando te ejercitas y mejoras tu resistencia, duermes mucho mejor. Haces que el sueño sea más necesario, y que la profundidad de tus horas de descanso se aprovechen más y mejor.
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