Cómo aprender a relajarnos para que no nos afecte el estrés

El estrés intermitente no es malo y mejora el rendimiento. De hecho, estimula la capacidad para recordar. Mantenido, nos hace perder la memoria, provoca insomnio, irritabilidad y tendencia a la depresión.

Dr. Eduardo Junco


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El estrés, junto a la obesidad, ha llegado a denominarse la epidemia del siglo XXI. Millones de personas lo padecen. Es protagonista en titulares de noticias, tertulias de sobremesa y pasillos de oficinas. Probablemente, no exista nadie que no haya pronunciado en ningún momento esta palabra. Forma parte de nosotros.

¿Qué es el estrés?

Se conoce por estrés a la situación anímica creada por la influencia de estímulos, conocidos como agentes estresantes, que alteran la sensación de bienestar físico y mental.

El estrés es un mecanismo necesario para la supervivencia. Tras detectarse determinadas amenazas, el cerebro libera unas sustancias como la epinefrina y la norepinefrina que aumentan la frecuencia cardiaca, la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre y que preparan todo el organismo para la acción o la huida, es decir, decidir y actuar.  

En realidad, todos estamos sometidos a estrés y, en el fondo, se trata de algo completamente normal, pues es la manera fisiológica de reaccionar ante estímulos externos. Entonces, ¿por qué siempre hablamos de controlar el estrés? El manejo de las reacciones que desencadena es lo que hará que estas situaciones nos afecten más o menos.  

En la vida moderna actual se acumulan los factores generadores de estrés. Por un lado, la vida profesional, el trabajo, el tráfico, los ruidos, el ambiente contaminado, etc. Y por otro, los conflictos y problemas domésticos, la vida en pareja, los hijos, los problemas económicos, etc. Todo ello hace que estemos sometidos a factores estresantes que, si no sabemos controlar, pueden con el tiempo ocasionar perjuicios para nuestra salud y bienestar.

Cuando los agentes estresantes se mantienen por largo tiempo y no los controlamos, nuestro organismo se ve perjudicado y aparecen tarde o temprano estos síntomas:

  • Sensación de cansancio.
  • Insomnio e irritabilidad.
  • Dolores de cabeza, torácico, de espalda y de cuello.
  • Palpitaciones, pérdida de apetito, cambios en la conducta sexual.
  • Aumento de la sudoración y subida de la tensión arterial.
  • Falta de concentración.
  • Pérdida de apetito.
  • Tendencia a tener ideas obsesivas y a la depresión.

Para que todo esto no suceda, hay que aprender a combatir el estrés. La manera de abordarlo debe basarse en la relajación física y mental.

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¿Cómo aprender a relajarnos?

La relajación no es tan fácil como parece. Requiere práctica y cada persona debe buscar el método que mejor le vaya para liberar el nerviosismo. En la mayoría, consisten en entrenar la respiración, la relajación muscular, los cambios de postura y en ejercicios de concentración mental.

Además, podemos seguir estos consejos en el día a día:

  • Ten más confianza. Piensa que puedes dominar las situaciones o influir sobre ellas. La sensación de impotencia es muy estresante.
  • El ejercicio físico puede aliviar notablemente el estrés. Correr o golpear un saco de boxeo son actividades adecuadas.
  • No te avergüences si lloras. Hazlo en privado o en público, pero hazlo si lo necesitas.
  • Dedica más tiempo a los pequeños placeres. Jugar con niños, hablar con los amigos, observar la naturaleza, etc. son actividades que nunca son tiempo perdido.
  • Ocúpate de ti mismo. Dedícate más tiempo, sin ser egoísta.
  • Considera los fracasos y las situaciones críticas como experiencias de aprendizaje y mejora.
  • Los cambios en nuestras vidas no deben asustarnos. En ocasiones, hay que arriesgarse a cambiar o, al menos, a permitir que el cambio se produzca. Considera los cambios como una forma de crecer y progresar.

Ejercicios y dieta para manejar el estrés 

Respirar hondo es una buena manera de relajarse. Intenta hacerlo un par de veces por día. Así es como se hace:

  • Recuéstate o siéntate en un silla. 
  • Apoya las manos sobre el vientre.
  • Cuenta lentamente hasta cuatro e inhala por la nariz. Siente cómo se eleva el vientre. Mantén la respiración un segundo.
  • Cuenta lentamente hasta cuatro mientras exhalas por la boca. Para controlar la velocidad de exhalación, frunce los labios como si fueras a silbar. El vientre bajará lentamente.
  • Repítelo entre cinco y diez veces

En cuanto a la dieta, hay alimentos con efecto relajante. Pero hay otros que nos pueden alterar los nervios. Estos son los alimentos que deberías limitar: 

  • Alcohol. Si pasas de una cantidad determinada (por ejemplo, más de una copa de vino) intensifica la sensación de estrés y ansiedad. 
  • Cafeína. Aumenta la presión arterial y si se abusa, puede causar palpitaciones y problemas de sueño. 
  • Alimentos ricos en azúcar. Proporcionan gran cantidad de energía al organismo pero bruscamente. 

La meditación para relajarnos

Una de las técnicas que se recomiendan para relajarnos y mejorar la atención es la práctica de la meditación o mindfulness. Esta técnica ayuda a entrenar la concentración como si se tratara de un músculo. De hecho, hay estudios que sugieren que si se practica durante 25 minutos varios días consecutivos pueden bajar los niveles de cortisol, hormona que se segrega cuando se padece estrés crónico, aliviar el estrés psicológico y aportar beneficios a la salud. 

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