Juanjo Cáceres: "Ninguna dieta, ningún alimento, ni complemento ni planta medicinal curan el cáncer"

El historiador Juanjo Cáceres y el nutricionista Julio Basulto, en colaboración con el pediatra Carlos González, son los autores de 'Dieta y cáncer', un libro que pretende desmitificar lo que puede y no puede hacer la alimentación en la lucha contra esta enfermedad.

Por hola.com

El cáncer es una enfermedad que ha sensibilizado de manera muy destacada a la sociedad. El crecimiento exponencial de los enfermos que padecen este mal y el esfuerzo por parte de los gobiernos e instituciones para atajarlo, por medio de la investigación científica, ha provocado que el interés por la prevención sea una de las principales preocupaciones de la era moderna. Según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) en su informe anual publicado el pasado año, en 2017 los nuevos casos estimados de cáncer en España fueron 228.482. No solo eso, se estima que en 2035 habrá más de 300.000 nuevos enfermos diagnosticados. Unas cifras que siguen generando numerosas dudas entre los ciudadanos de a pie. ¿Existen alimentos que curen o provoquen el cáncer? Hemos hablado con Juanjo Cáceres, Doctor en historia por la Universidad de Barcelona y especialista en alimentación desde el punto de vista social y cultural, uno de los autores de 'Dieta y cáncer'. Una obra realizada junto al dietista y nutricionista Julio Basulto, y en la que ha colaborado el pediatra Carlos González, que se ha convertido en un éxito editorial en nuestro país porque derriban un sinfín de creencias falsas en torno a la alimentación y su relación con el cáncer.
 

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‘Dieta y cáncer’ es el resultado de un trabajo en el que se han empleado años de dedicación. ¿Cómo surge la idea y cómo ha sido el desarrollo del proyecto?

Creemos que el éxito del libro tiene que ver sobre todo con la preocupación existente en la sociedad ante el cáncer, dado que se trata de un tipo de enfermedad que afecta a un elevado número de personas y que puede tener un mal pronóstico. Hoy el cáncer es una de las principales causas de mortalidad, pero también es verdad que podemos contribuir a prevenirlo siguiendo un estilo de vida saludable. Ese es uno de los principales motivos que nos han conducido a escribir el libro. Otro, muy importante, es la proliferación de publicaciones donde se establecen falsas relaciones entre la alimentación y la cura del cáncer o la existencia de falsos terapeutas que aseguran que, mediante el zumo de limón, el cartílago de tiburón, el anís estrellado, la leche materna o siguiendo una dieta macrobiótica se puede curar el cáncer, lo cual es rotundamente falso. Hemos querido dejar muy claro que ninguna dieta, ningún alimento, ningún nutriente, ningún complemento alimenticio, ni ninguna planta medicinal curan el cáncer: lo curan los oncólogos en nuestros hospitales, porque disponemos de un buen sistema sanitario público al que cualquier persona puede acceder.
 

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Ante el bombardeo de información (y desinformación) que ofrece Internet. ¿Qué opina con respecto al posible peligro que esto implica en materias tan delicadas como la que se trata en este libro?

Vivimos en una sociedad en que la desinformación sobre alimentación y salud campa a sus anchas. Por un lado, por la facilidad con que todo tipo de información se transmite por Internet y redes sociales y, por el otro, por la falta de filtros en medios de todo tipo para impedir la difusión de información poco rigurosa. Las consecuencias de todo ello son muy negativas: proliferación de falsas creencias sobre las causas del cáncer y sus remedios, confusión en personas enfermas, riesgos de sustituir tratamientos eficaces por falsas terapias, e incluso, pérdida de confianza en los sistemas de salud, cuando la medicina ha demostrado claramente su eficacia consiguiendo unas tasas de curación cada vez más elevadas y cuando no existe ninguna alternativa en absoluto que realmente pueda curar el cáncer.
 

Se habla mucho de cómo la alimentación, junto a un estilo de vida saludable que implica otros aspectos como la práctica de ejercicio, es la gran herramienta para prevenir enfermedades. Pese a que es algo que está al alcance de nuestra mano, ¿considera que estamos realmente concienciados de ello?

Estamos cada vez más concienciados del papel del ejercicio en la prevención de diversos tipos de enfermedades y asumimos mayoritariamente que sustancias nocivas, como el alcohol y el tabaco aumentan los riesgos de sufrir un cáncer. Pero es importante recordar su impacto real. Según la OMS, el tabaquismo se asocia al 22% de las muertes anuales por cáncer en todo el mundo. El consumo de alcohol se asocia en España al 11% de los cánceres diagnosticados, ya que aumenta el riesgo de aparición de diferentes tipos de cáncer, incluso, aunque el consumo sea moderado o leve: concretamente de boca, de faringe, de laringe, de esófago, de hígado, colorrectal o de mama. De ahí que unos estilos de vida saludables con ejercicio físico, sin tabaco y sin alcohol sean claves para preservar un buen estado de salud y favorecer un envejecimiento saludable.
 

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Desmontemos mitos: ¿Nos podría poner algún ejemplo sobre algún alimento o teoría extendida en materia de prevención de cáncer que sea falsa?

Del cáncer hemos hecho responsable a los teléfonos móviles, al wifi o a los microondas, entre muchos otros elementos, sin que exista ninguna evidencia de ello. En alimentación se ha relacionado con el uso de pesticidas o con los alimentos transgénicos, sin fundamento, y también sin fundamento se han atribuido beneficios a los alimentos ecológicos frente al cáncer. Como señalamos en el libro, no vivimos rodeados de sustancias preparadas para producir cáncer, pero sí debemos estar alerta ante sus causas prevenibles, como el tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo.
 

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Por el contrario. ¿Podría destacar 3 alimentos o rutinas que sí deberíamos tener muy en cuenta?

Hay que tener claro que lo que nos puede ayudar a prevenir el cáncer no es un alimento en concreto, sino seguir un patrón dietético saludable que priorice el consumo de productos vegetales (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres) sobre los productos de origen animal y donde se evite el consumo de carnes procesadas y alimentos superfluos. Ello que incluye alimentos hipercalóricos (ricos en azúcar y grasa) o bebidas azucaradas (los mal llamados refrescos). Hay que tener en cuenta que el 2% de los cánceres en España se atribuyen a las carnes procesadas (embutidos, jamón, etc.) y que en el Reino Unido el 21% de los cánceres colorrectales se asocian al consumo de carnes rojas y procesadas, lo que hace aconsejable reducir su consumo. A la inversa, una alimentación rica en fibra, mediante el consumo de granos integrales y alimentos de origen vegetal poco procesados, se relaciona con la prevención del cáncer colorrectal.