Cuándo es realmente saludable el agua de frutas

A la hora de hacer la compra, nos encontramos con una opción que se nos ofrece como saludable y llena de sabor, que es el agua con sabor a frutas. Pero quizás esta opción no es la más recomendable a la hora de añadir sabor al agua.

Por Cristina Soria

Son dos palabras que por separado no pueden sonar más saludables, agua y frutas; por no hablar de que ambas se consideran imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Por eso, porque parecía que nada combinaba mejor, llegaron a los estantes de los supermercados las aguas de frutas (o con sabor a fruta, o con aroma a fruta), que se parecen mucho a una botella de agua normal y corriente, pero con un extra que quizás no es tan saludable como aparenta.

Hasta hace bien poco, pensábamos que aquellos productos que llevaban bien visibles en su etiquetado palabras como “natural”, “vitaminado” o “saludable” realmente cumplían lo que prometían. Pero ahora sabemos que esto no es así necesariamente, y que es necesario leer la letra pequeña, hasta del agua con frutas, para saber qué es lo que realmente estamos tomando.

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¿Qué bebemos cuando tomamos agua de frutas?

Seguro que a ti también te ha pasado: tienes sed y vas a beber agua, y frente a ti tienes un envase que se parece mucho al del agua, pero promete tener un sabor refrescante, o con toques cítricos, gracias a su contenido en frutas. Y sigue siendo agua, o eso pensamos. El envase es la primera trampa, porque nos acerca a la idea de agua y nos aleja de la de refresco. Pero cuando tomamos agua que aporta “un toque de limón” estamos más cerca de lo segundo que de lo primero. 

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La realidad es que una botella de 1,5 litros de agua con sabor a frutas puede contener hasta 100 gramos de azúcar, y es que para endulzarlas se utilizan, además de azúcar,  edulcorantes artificiales, jarabes de maíz o ágave… Por no hablar de que pueden contener conservantes, potenciadores del gusto, emulsionantes o conservantes. Es decir, si buscamos una bebida saludable que nos ayude a hidratar nuestro organismo, usar aguas aromatizadas o de sabores en un error. Beberemos agua, cierto, pero acompañada de azúcares y químicos que no nos hacen ningún bien. Así que, si tienes sed, ante la duda elige siempre el agua sin más añadidos. El agua simple o el agua mineral no tiene calorías, ni azúcares añadidos, ni edulcorantes artificiales

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La mejor opción, prepararlas en casa

Pero  no es necesario renunciar a darle un toque refrescante o algo de sabor al agua. La solución es tan sencilla como prepararla tú en casa. Solo tienes que elegir las frutas o vegetales que quieres, como limón, pepino, sandía o menta, e introducirlas troceadas (o chafadas para que den más sabor) en una jarra de agua. Déjala un par de horas en la nevera y podrás disfrutar de un agua saludable con un sabor natural, que te hará más llevadera la necesaria ingesta de líquidos diaria.

Además, puedes aprovechar las combinaciones en tu propio beneficio. Un agua con canela, jengibre y naranja tendrá un efecto estimulante, mientras que el limón y el pepino resultarán más diuréticos. Si buscas algo más relajante, prueba con hierba de limón y fresas; o con melocotón y arándanos si quieres experimentar con mezclas sorprendentes.

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