¿Cómo funciona la lengua de tu gato?

Un estudio explica cómo es posible que los felinos consigan asearse únicamente a base de lengüetazos

Por Gtresonline

Los gatos son capaces de ver tanto de día como de noche. Tienen un oído especialmente sensible a las altas frecuencias y un sentido del olfato muy desarrollado. Cuentan hasta con una capacidad única y un 'sexto' sentido: el de la orientación. Sin embargo, al contrario que los anteriores, los mininos no cuentan con un sentido del gusto excesivamente desarrollado. Tienen menos papilas gustativas que los humanos y eso les impide percibir el sabor dulce de los alimentos. No obstante, la peculiar lengua de este animal esconde algún que otro misterio que, hasta el momento, era desconocido.

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¿Cómo es la lengua de los gatos?

A diferencia de los perros, los gatos tienen una lengua áspera equipada por multitud de pequeñas espinas puntiagudas curvadas en la misma dirección, que utilizan como herramienta de aseo personal. Cualquier persona que tenga un felino en casa habrá observado cómo destina buena parte de su tiempo a lamer su pelaje, eliminar los restos y arrastrar la suciedad. Sin embargo, nunca se había determinado cuál era la función exacta de cada una de estas papilas cónicas presentes en el órgano de estos animales. Tampoco se había demostrado como eran capaces de acicalarse únicamente a base de lametazos. Ahora un estudio publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences ha resuelto el enigma y ha explicado cómo es posible que consigan asearse con la lengua.  

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Unas cavidades 'mágicas'

El estudio ha determinado que estas papilas que se ubican en la lengua de los gatos contienen cavidades en las puntas con forma de U, que son las responsables de la limpieza de estos animales. Estas milimétricas cavidades son las encargadas de recoger la saliva de la boca del minino y son capaces de almacenar hasta 4.1 mililitros de saliva cada una. Es decir, aproximadamente una décima parte de una sencilla gota de colirio. En cada lametón, la lengua del animal deposita en su pelaje el 50% de la saliva almacenada, con lo que puede limpiarse, refrescarse y regular su temperatura.

Por tanto, el acicalamiento resulta ser satisfactorio cuando las papilas consiguen penetrar en el pelaje del animal hasta llegar a la piel. Este es el motivo por el que algunas especies como los persas, que cuentan con un pelo más largo y abundante, encuentran un mayor número de problemas a la hora de asearse. "Las papilas tienen que llegar hasta la piel para disolver los aceites y el resto de materiales. Los gatos persas tienen un pelaje demasiado grueso como para que penetren las papilas. Como no pueden llegar a la piel, el gato no se puede asear por completo", añade el investigador David Hu, el coautor de este trabajo.

"Ya se había estudiado antes cómo aumenta la cantidad de pulgas si los gatos no se asean y ya había estudios microscópicos de las papilas. Pero nosotros hemos sido los primeros en descubrir que las papilas tienen un hueco que está involucrado en los lametones", explica el experto. Una vez llegados a estas conclusiones, los investigadores han desarrollado un cepillo inspirado en la lengua del gato. Una herramienta que puede ser útil para acabar con los alérgenos del pelaje del animal y para aplicar lociones y medicamentos en la piel del felino.

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