El factor D define los rasgos oscuros de la personalidad

Una investigación determina que no solo existen personas egoístas, narcisistas o sádicos, sino que cuando se tiene uno de estos rasgos, existen otros tantos igualmente negativos que operan en la sombra.

Por Cristina Soria

El profesor del departamento de psicología de la Universidad de Copenhage, Ingo Zettler, ha desarrollado un estudio que demuestra un denominador común entre muchos de los rasgos psicológicos que podríamos considerar como negativos, y que forman parte de la zona oscura de de la personalidad, tales como el egoísmo, el narcisismo, el sadismo, y el comportamiento manipulador.

La “D” del factor D que se ha nombrado en esta investigación está relacionada con la palabra inglesa “dark”, oscuro. Porque son rasgos que a simple vista permanecen ocultos y que constituyen comportamientos perjudiciales para las relaciones sociales, ya que en suma restan empatía.

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El punto clave de esta investigación, y en lo que se basa el factor D, es que se ha creado la hipótesis de que si un sujeto tiene una de estas tendencias, lo más probable es que tenga una o más de las otras. Es decir, que en términos psicológicos no parece factible encontrar a una persona que solo sea egoísta y que a la vez no tenga altas dosis de narcisismo, sea maquiavélica, irrespetuosa o tenga rasgos psicopáticos.

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La clave del factor D está en la falta de empatía

Según esta investigación, si se tiene tendencia a mostrar uno de estos rasgos, probablemente de forma oculta estén operando dos o más de ellos. Porque pese a que algunos rasgos de comportamiento pueden ser más aceptables a nivel social, como el egoísmo, hay otros, como por ejemplo, la psicopatía que no lo son. Sin embargo, todos tienen una relación que hace necesario que existan a la vez en la mente del sujeto, aunque algunas en mayor medida y otras queden pretendidamente ocultas.

“Los rasgos oscuros, yo diría más bien “negativos” de la personalidad, son los rasgos que buscan el placer propio, al igual que los positivos que también tienen el mismo objetivo, porque somos egoístas por definición”, explica Reyes García Miró, psicóloga que además de trabajar en consulta con sus pacientes ha servido como consultora de perfiles psicológicos para guiones de cine.

Todas las tendencias D (oscuras, dark) recogidas en este factor tienen algo en común: la falta de resonancia afectiva, o dicho de otra manera: de empatía. “La empatía, que es la capacidad de percibir de alguna manera lo que el otro siente, es clave a la hora de regular nuestro comportamiento ya que sin ella nos dejamos llevar por el instinto de perseguir nuestros deseos, pero sin el freno que supondría ponernos en el lugar del otro”, explica García Miró.

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Egoísta, narcisista y psicópata

Que los impulsos y tendencias negativas permanezcan en el lado oscuro, es lo que hace que puedan quedar en hibernación o limitar su actuación, por un puro objetivo de supervivencia, porque si se diera rienda suelta a estos comportamientos negativos probablemente el individuo quedaría fuera de juego. 

Todo va encadenado: “Alguien visiblemente narcisista es alguien que no tendría especial problema en cometer actos violentos sin sentirse mal por ello. Pero los verdaderos psicópatas (quienes más variables suman en este factor D) se saben esconder y muestran falsa empatía para pasar desapercibidos”, explica Reyes García Miró.

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Quienes actúan bajo estas tendencias no lo hacen de una forma puramente consciente, es decir: no es una decisión planificada dirigirse hacia unos objetivos de placer y egolatría como los que rigen los comportamientos puramente egoístas y despectivos. 

Si esto es así, es porque no perciben el sufrimiento ajeno, no logran concederle importancia, y por lo tanto no detendrían su comportamiento para evitar el dolor y la frustración de otros. Menos aún cuando precisamente ejercerlo les produce placer y reafirmación. “La persona en cuestión solo percibe que tendría que renunciar a su propio placer a cambio de nada y por eso no son altruistas”, aclara García Miró.

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