¿Estás preparada para trabajar desde casa?

A pesar de las ventajas que ofrece trabajar a distancia, una de las claves del éxito del teletrabajo es que la persona esté mentalmente preparada.

Por Gtresonline

El teletrabajo es una eficaz herramienta que facilita la conciliación entre la vida profesional y la personal. Considerado por muchos como el 'futuro' en el terreno laboral, cada vez son más las empresas que se atreven a ofertarlo a sus empleados como alternativa al trabajo presencial en sus propias instalaciones. Sus ventajas son numerosas para ambas partes, puesto que puede suponer un importante ahorro tanto para las compañías -que minimizan su gasto energético con su consiguiente impacto económico-, como para el trabajador, que incrementa su satisfacción (al ganar en tiempo y calidad de vida) y su productividad, dado que cuenta con menor interrupciones en su tarea. No obstante, no todo el mundo es apto para teletrabajar. No solo es cuestión del puesto en sí, sino también de las aptitudes particulares.

Lee: 'Trabacaciones', cuando sigues trabajando en vacaciones

Autodisciplina y organización

Es imprescindible que la persona que va a desarrollar su labor en el propio hogar (o en uno de los espacios de coworking que proliferan en la actualidad), tenga una gran autodisciplina y capacidad organizativa. Al no tener al jefe delante puede ser muy fácil que se relaje y pierda el tiempo con todo tipo de distracciones que tenga alrededor. De este modo, es muy importante establecer un espacio, así como un horario fijo, con las tareas y objetivos del día o la semana perfectamente planificados; además de mantenerse conectado en todo momento con la oficina para facilitar el flujo de comunicación.

VER GALERÍA

Problemas psicológicos derivados del teletrabajo

Sin embargo, por muy bien que nos organicemos, existen una serie de inconvenientes a los que nos exponemos al perder el contacto directo con otras personas a lo largo de la jornada y que pueden derivar en el aislamiento social. Esto nos podría acarrear problemas psicológicos si no sabemos cómo afrontar correctamente nuestra nueva situación laboral. Así, la percepción de soledad, el estancamiento profesional, la falta de supervisión o las dificultades técnicas a la hora de desarrollar el trabajo diario son algunos de los peligros a los que nos exponemos al teletrabajar y para los que debemos estar preparados para evitar que influyan de forma negativa en nuestra salud mental.

Por otra parte, otra de las exigencias profesionales de esta manera de trabajar es estar siempre online y disponible constantemente a través de programas, aplicaciones y dispositivos electrónicos. Esta sensación de relacionarse con el entorno mediante una pantalla puede llevar al conocido como 'tecnoestrés', cuya principal manifestación es la obsesión por revisar a cada momento el correo electrónico, permanecer conectado en todo momento o extender la jornada laboral más allá de lo establecido. De este modo, es crucial saber establecer unos límites para que el trabajo no invada otras facetas de la vida privada.

Lee: Claves para aprender a desconectar en vacaciones

Cómo afrontar el aislamiento social

A pesar de afrontar la jornada laboral en solitario y a distancia existen varias herramientas para no caer en el ostracismo. He aquí algunas que te resultarán de gran utilidad si trabajas desde casa.

  • No trabajar en pijama. Levantarse de la cama y sentarse directamente en el despacho de casa, sin pasar previamente por la ducha, no ayudará a que un trabajador se sienta plenamente activo y útil. Es conveniente seguir, más o menos, la misma rutina de aseo que se lleve en un día de oficina ordinario y ponerse la ropa que se utilizaría para salir a la calle, aunque el atuendo sea mucho más cómodo e informal.
  • Marcar pausas y descansos. Al igual que en una oficina existen ciertos momentos de 'relax' a la hora de levantarse para tomar un café, es importante que a lo largo de la jornada se hagan pequeños descansos para relajar la mente y ser más productivo en los periodos de actividad. Hay que marcarlos cada ciertas horas e intentar no alargarlos demasiado para no perder el ritmo de trabajo.  
  • Fomentar los canales de comunicación personal. La falta de contacto 'cara a cara' también tiene como consecuencia que la comunicación con el resto del equipo de trabajo no fluya de la manera deseada y no se resuelvan los conflictos que puedan surgir. De este modo, es esencial potenciar la comunicación con los compañeros a diario a través del correo electrónico, teléfono (fijo o móvil) o videoconferencia. Aún así, es muy conveniente concertar citas o visitas periódicas a la oficina para estrechar vínculos, ya sean profesionales o personales. A este respecto, también se pueden organizar comidas o salidas conjuntas fuera del horario laboral que ayudarán a liberarse de las tensiones del trabajo.