Para conseguir la mayoría de los objetivos que te propones, hay algo imprescindible que nadie más que tú puede ofrecerte: creer en ti misma. Y sin esa confianza en tu persona, cada camino que quieras seguir será muy difícil de recorrer. De hecho, es muy posible que aquellos que te rodean tengan plena confianza en tus capacidades, pero que seas tú la que, a tu pesar, te impidas avanzar en la dirección que deseas.
Por suerte, nunca es tarde para aprender a creer en ti misma y, aunque todo lleva su tiempo y nada se consigue de un día para otro, cada paso que des para confiar en ti hará tu vida más fácil y mejor.
Sé dueña de tus pensamientos
Es decir, deja de pensar en las cosas que creer que están mal en ti, y no te digas nada que te transmita negatividad y te potencie una mala imagen de ti. Abandona los pensamientos del tipo “no puedo”, “no creo que sea capaz” o “es imposible para mí”, y comienza a generar pensamientos positivos sobre ti y tus capacidades. Si te repites a ti misma “lo puedo hacer” o “soy capaz de lograrlo” cada día, tus patrones de pensamientos (y sentimientos) se tornarán positivos
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Fíjate en todo lo bueno que hay en ti
Busca en ti todas la cosas buenas que tienes, y sé muy concienzuda en esta tarea, porque son muchas más de las que seguramente imaginas. Y es algo que tienes que hacer tú sin esperar a que nadie te lo diga, porque aunque los demás sean capaces de ver tus virtudes, es muy probable que no sepan que necesitas escucharlas. Así que encárgate tú de decirte a ti misma lo mucho que vales, descubre aquello en lo que eres única y no pongas en duda tu valía.
Elige quién quieres ser
Date un espacio para pensar en ti, en cómo quieres ser tú, sin pensar en cómo crees que quieren los demás que seas. Es necesario que reflexiones sobre aquellos rasgos que valoras de las personas y descubras que, seguramente, ya posees muchos de ellos. Y el resto los alacanzarás si te lo propones. Lo importante es que seas honesta contigo misma para decidir sin verte influenciada por el entorno.
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Evita compararte con los demás
Cuando nos comparamos con los demás, damos por hecho que la otra persona tiene alguna cualidad de la que nosotros carecemos. Si hacemos esto, ponemos el foco en lo que nos falta, en algo negativo, en lugar de centrarnos en las cosas buenas que tenemos y que nos hacen únicos. Evita esa presión innecesaria sobre ti misma y te sentirás más confiada y feliz.
Acepta los fracasos
Los errores son algo estupendo que nos permite aprender más de nosotros mismos y no debemos tener miedo a cometerlos. Los errores no indican que no seamos capaces de lograr lo que proponemos, sino que, sencillamente, lo estamos intentando. Y cuando intentas algo, no es posible fracasar, solo es posible aprender. Por eso, convierte tus supuestos fracasos en oportunidades para superarte, crecer y seguir trabajando en tu mejor versión.
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