Ni la maca ni el aceite de onagra te ayudarán a quedarte embarazada

Sin embargo, existen ciertos alimentos que pueden influir en tu fertilidad más de lo que crees

Por JULIA GIRÓN

¿Hay algo de verdad en la creencia popular de que algunos remedios caseros ayudan a aumentar la fertilidad? La respuesta es sencilla: no. Ni la maca, ni el aceite de onagra o el inositol –por citar algunos de los trucos más extendidos- han demostrado su efectividad científicamente. Sin embargo, según los expertos, los alimentos que incluimos en la dieta son tan determinantes cuando estamos buscando al bebé, que en otras etapas como el embarazo o la lactancia. Así, una dieta sana y equilibrada (rica en verduras, frutas, cereales, lácteos y legumbres), junto con otros buenos hábitos como practicar ejercicio, no fumar ni beber alcohol, o evitar el estrés; será clave para fomentar el embarazo.

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¿Existe una dieta de la fertilidad?

Hoy se sabe que la alimentación tiene mucho que decir tanto a la hora de concebir como en el desarrollo del futuro recién nacido. Especialmente, el aporte de algunos nutrientes esenciales para la salud como el pescado o los lácteos. “Una buena nutrición en los meses previos al embarazo, que garantice unos depósitos adecuados de determinados nutrientes, va a condicionar la salud de la embarazada, pero también la salud del niño. Un ejemplo muy claro: si una mujer antes de quedarse embarazada está tomando entre 2-4 raciones de pescado a la semana va a tener unos depósitos óptimos de DHA, un ácido graso fundamental para el desarrollo neurológico del feto. Algunos estudios, en este sentido, han demostrado cómo niños que nacen pequeños para la edad gestacional por déficit nutricional de la madre, tienen mayor incidencia de obesidad y enfermedades cardiovasculares en la vida adulta. Por tanto, la alimentación es fundamental”, explica el Dr. Ángel Gil, Presidente de FINUT (Fundación Iberoamericana de Nutrición) y Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada.

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Los lácteos y su relación con el embarazo

Igualmente, la leche y derivados (yogures, quesos, cuajadas, etc), tal y como recoge el reciente informe La leche como vehículo de salud en situaciones fisiológicas especiales: mujer gestante (2018), cumplen un papel fundamental en la dieta de las futuras mamás; ya que aportan energía y nutrientes esenciales de alta calidad como calcio, vitamina D (que, entre otros aspectos, ayuda a la implantación embrionaria) y vitaminas del grupo B.

Como recomendación, según los expertos, una de las raciones debería ser de productos enteros, el resto pueden ser lácteos de bajo contenido en grasa (queso tipo Burgos, Villalón, etc.) o productos desnatados o semidesnatados, en este caso fortificados o enriquecidos con vitaminas liposolubles y calcio; ya que también la fortificación de alimentos es una alternativa para ayudar a la mujer en la preconcepción a alcanzar sus requerimientos nutricionales.

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¿Qué otros hábitos alimenticios son buenos para aumentar la fertilidad?

Por otro lado, “es bien conocido que la ingesta de ácido fólico previamente a la gestación y en sus etapas iniciales disminuye la incidencia de defectos del tubo neural del embrión. Las cantidades recomendadas difícilmente se alcanzan con la dieta; por lo que se recomienda la suplementación durante al menos un mes antes de la gestación y los tres primeros meses de embarazo. El déficit de ácido fólico o su ingesta inadecuada puede producir principalmente anemia megaloblástica y malformaciones congénitas; por lo que la suplementación debería llevarse a cabo antes de la concepción para llegar a este momento con un buen estatus en esta vitamina. En España, las autoridades sanitarias recomiendan la ingesta de un suplemento de 0,4 mg de ácido fólico a todas las mujeres que estén planeando quedarse embarazadas”, explican en el informe elaborado conjuntamente por la Fundación Española de Nutrición, la Fundación Iberoamericana de Nutrición y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

Los alimentos ricos en folatos son principalmente las frutas, los vegetales de hoja verde (espárragos, acelgas, espinacas, brócoli…) y otras verduras como el tomate y las zanahorias; pero también las legumbres, los frutos secos, las semillas o los granos integrales como la avena, la quinoa o el arroz integral.

Además, otras de las recomendaciones más importantes en cuanto a los hábitos dietéticos que deben seguirse tanto en los meses previos como durante el embarazo y la lactancia son:

● Distribuir las ingestas en cinco o seis comidas y no saltarse ninguna de ellas (especialmente el desayuno).

● Adecuar el volumen de las ingestas al grado de actividad física, eliminando las comidas copiosas.

Incluir diariamente una pieza de fruta con alto contenido en vitamina C (naranja, mandarina, pomelo, kiwi, fresa) y una ración de verduras crudas.

● Lavar las verduras y frutas minuciosamente y consumir la carne bien hecha, para evitar infecciones que puedan afectar al feto. Evitar el consumo de carnes crudas o poco cocinadas.

● Incrementar el consumo de alimentos ricos en fibra: legumbres, fruta, hortalizas y cereales integrales.

● Consumir pescado azul, escogiendo especies de pequeño tamaño, por su alto contenido en ácidos grasos Omega-3.

Reducir el consumo de sal (utilizar sal yodada) y moderar el de bebidas con cafeína (menos de 200 mg/día). Tampoco abusar del té, ya que contiene teína.

● Incrementar el consumo diario de líquidos (entre 2 y 2,5 litros), preferentemente agua, y realizar la ingesta sobre todo durante las comidas. Las bebidas alcohólicas nunca deben tomarse durante el embarazo.

● También debe evitarse el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales. Según un estudio realizado por Fertility Medical Group de Sao Paulo, publicado recientemente en la revista Reproductive BioMedicine Online, un consumo diario superior a 3 porciones de refrescos regulares o cualquier cantidad de refrescos dietéticos o “lights” se puede asociar con el dismorfismo de ovocitos, la disminución de la calidad embrionaria en los días 2 y 3 del cultivo y un efecto leve en la formación del blastocisto, la implantación y la tasa de embarazo.

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