Fármacos y conducción, un binomio peligroso

Tomar medicamentos y ponerse al volante aumenta el riesgo de sufrir un accidente de tráfico. Incluso los que parecen más inofensivos, como los antiinflamatorios o los analgésicos, merman nuestras capacidades para conducir.

Por Nuria Safont

A menudo pensamos que las únicas sustancias incompatibles con la conducción son las drogas y el alcohol. Sin embargo, nos olvidamos de los fármacos (que también son drogas) y éstos también pueden ser muy peligrosos. De hecho, los expertos alertan de que no leerse el prospecto y no saber cuáles son sus efectos secundarios aumenta el riesgo de tener un accidente de tráfico. Y es que, habitualmente tomamos medicamentos para aliviar cualquir dolencia y nos subimos al coche sin tener en cuenta cómo pueden afectar a nuestro organismo y a nuestra capacidad de reaccionar ante cualquier imprevisto. 

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Por ejemplo, ¿te suena esta situación? Tienes programado un viaje pero te levantas con un poco de dolor de cabeza y tomas un analgésico o un antiinflamatorio para no posponer el viaje. ¿Y esta otra? Es primavera y los síntomas de la alergia no te dejan respirar bien o no paras de estornudar. Echas mano del botiquín y te tomas un antihistamínico. Coges el coche y te vas a trabajar. Esta otra circunstancia tampoco es poco común: llevas unos días sin dormir demasiado bien por una contractura y tu médico te ha recetado un relajante muscular. O la causa del insomnio se debe a un estado de agitación mantenida debido a problemas en el entorno laboral. ¿Solución? Un sedante por las noches y así, a la mañana siguiente, puedes seguir acudiendo a tu puesto de trabajo. Además, decides ir en coche para no llegar tarde a la oficina ya que con el medicamento se te han pegado las sábanas. 

Es probable que hayas protagonizado alguna de estas escenas en algún momento. Lo que quizá no sabes es que puedes estar jugando a la ruleta rusa cuando sales a la carretera, aunque el trayecto sea corto. 

Efectos secundarios al volante

Si te fijas en el prospecto de los medicamentos, comprobarás que la mayoría no recomiendan manejar maquinaria o, incluso, conducir. Por ejemplo, los relajantes musculares pueden provocar sueño, por lo que hay riesgo de que te quedes dormido al volante o que reacciones torpemente; ocurre lo mismo con los antigripales, productos que suelen causar somnolencia. Los antihistamínicos, por su parte, además de aumentar tus ganas de dormir, también alteran la visión y pueden generar otros efectos secundarios como ansiedad. Los ansiolíticos afectan a la coordinación por lo que puedes perder reflejos, además de producir sueño. Este efecto secundario también es típico de los antidepresivos, que además pueden causar náuseas y mareos, sobre todo en las primeras semanas. Los analgésicos o antiinflamatorios tampoco se libran. Aunque te creas que son inofensivos y que no alteran la conducción, los primeros provocan sueño y los segundos fatiga, mareos y ganas de dormir.

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Como ves, la mayoría de los fármacos habituales presentan cierta incompatibilidad con la conducción y, sin embargo, seguimos al volante. En España, el 5% de los accidentes de tráfico están relacionados con los medicamentos y hasta el 80% de quienes los consumen desconocen que pueden interferir en la conducción. Estos datos, ofrecidos durante la conferencia 'Fármacos y Conducción' organizada por la Fundación CNAE (Confederación Nacional de Autoescuelas) y celebrada en Madrid, reflejan la falta de conocimiento de los conductores españoles. Un problema que desde la Fundación CNAE quieren atajar. “Debemos formar e informar. Nosotros tenemos contacto directo con los conductores y nuestra misión como formadores es concienciar a la población española del riesgo que supone ponerse al volante tras consumir determinados fármacos”, señaló Roberto Ramos, Director de Formación de la Fundación CNAE y uno de los expertos ponentes que participó en la jornada.

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El riesgo aumenta por la automedicación 

Otro de los aspectos que destacaron durante el encuentro es el riesgo que corremos cuando tenemos acceso libre a ciertos medicamentos. “En la actualidad, el consumo de fármacos ha aumentado debido, entre otros muchos motivos, a la automedicación, lo que incrementa el número de accidentes provocados por la ingesta de fármacos”, apunta Marta Molina, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.  “Este mismo paradigma afecta también a ciclistas y peatones”, añade.

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Los expertos concluyeron que es importante que el profesional de la salud informe a los pacientes del riesgo que conlleva la medicación que están tomando. Pero la responsabilidad también es de los propios ciudadanos. En el caso de automedicarse, es necesario leerse el prospecto y actuar con prudencia. Según José Miguel Báez, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), se suele indicar la velocidad, drogas y alcohol como causas típicas de los accidentes de tráfico y se olvida que "si ningún conductor se drogara, en España el cómputo total de víctimas en accidentes de tráfico se reduciría en 400 muertes al año".