10 preguntas que debes hacerte antes de tener un perro

¿Vas a tener un perro por primera vez? Si es así, no dejes de leer las recomendaciones de Eli & Santi, expertos en educación canina. Ellos te dan las claves para darle la mejor bienvenida al nuevo miembro de la familia.

Por Nuria Safont

Tener un perro, o cualquier otra mascota, es una gran responsabilidad. Y si es el primero, surgen muchas dudas que es mejor que podamos aclarar antes para evitar problemas. Hemos preguntado a Santi Vidal y Eli Hinojosa, del centro canino Mas que Guau, dos referentes en la educación de perros, sobre qué debemos saber antes de adoptar o comprar a nuestro compañero. 

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¿Es mejor comprar o adoptar?

Incorporar a un nuevo miembro a la familia es, primero de todo, un acto de responsabilidad, una decisión meditada y en la que se ha valorado bien lo que supone tener perro en todos los aspectos, incluido el económico y la aceptación por todos los componentes de la familia. Una vez meditado, si se decide tener perro, sin lugar a dudas adoptar es la mejor opción. Es una excelente oportunidad para poder tener perro porque queremos disfrutar de la experiencia y al tiempo estamos mejorando tres vidas, la nuestra, la del recién adoptado que por fin tendrá una vida digna y la de un tercero que podrá ser rescatado y ocupar el lugar de nuestro perro en el refugio. Si se tiene algún prejuicio frente a la compra, hay que dejarlo de lado y disfrutar de la posibilidad de escoger a alguien para la familia pudiendo elegir sus rasgos de personalidad y físicos que le interesen. Cuando escogemos a un cachorro no tenemos ninguna garantía de un modelo de comportamiento. Sin embargo, cuando adoptamos disponemos de mucha más información sobre cómo es ese perro y si encaja en lo que buscamos.

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¿Qué debo tener en cuenta a la hora de elegir el tipo de perro?

Debemos valorar si nuestro modelo de vida es muy activo o, por otro lado, es más bien relajado y nos gusta pasar mucho tiempo en casa. También hay que tener en cuenta si tenemos niños en casa o personas mayores. Todo ello nos ayudará a elegir de forma correcta al que más fácilmente puede adaptarse a nuestra familia. Debemos escuchar lo que nos recomiendan los cuidadores del albergue, porque son los que mejor conocen al perro, y hacer un mix entre sus consejos y lo que estamos viendo. También es conveniente valorar el estado emocional del perro que elegimos, si tiene algún problema de comportamiento y nuestra experiencia con perros. Todos son adoptables. Y todos van mejorar, dejando atrás su pasado. Pero si se tiene poca experiencia, es mejor que el perro que se escoge no suponga un reto demasiado alto al principio.

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¿Es aconsejable ampliar la familia si estamos embarazados?

Siempre es aconsejable adoptar, pero es interesante valorar el momento de la gestación. No es lo mismo estar de ocho meses que de tres. Si el embarazo está muy avanzado, quizá es mejor esperar a que nazca el niño y esperar a que nos hayamos adaptado a las nuevas rutinas. Si el embarazo es todavía incipiente, adoptar no trae ningún problema. La consideración importante es que tengamos en cuenta los cambios que sucederán en pocos meses y acostumbrar al recién llegado a la vida que tendremos.y a no ser excesivamente dependiente.

Los perros, en general, no llevan mal la presencia de niños. Al contrario, lo que llevan mal es que pongamos sus vidas patas arriba con cambios bruscos. Si les acostumbramos a esos cambios de forma gradual, no deberíamos tener ningún problema con la llegada del bebé. Cuando los perros tienen niveles de estrés moderados, son capaces de darse cuenta de que el recién llegado es un 'cachorro' y empatizan con él volviéndose más delicados e incluso mostrando interés en cuidarlo y protegerlo. En cambio, si el estrés es alto (y los cambios bruscos en las rutinas provocan estrés) puede suceder lo contrario y nuestro perro puede no llevar bien el cambio. 

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Vivo en un piso, ¿es un problema para tener perro o gato?

Ningún problema. Para los perros, incluso los de tamaño grande, estar cerca de las personas es maravilloso. Muchos de nuestros clientes nos cuentan asombrados que su perro tiene un gran jardín y, en cambio, siempre quiere estar dentro de casa. Un perro es más feliz en un apartamento de 30 metros cuadrados si dispone de una rutina adecuada de paseos, que en una finca de diez hectáreas en las que no puede convivir con sus propietarios. Para ellos es importante ser parte de la familia y vivir en el exterior de una casa no favorece esto. Con los gatos sucede igual: les encanta tener lugares propios dentro de la casa y, salvo épocas en las que sienten la llamada de la naturaleza si no están castrados, no muestran demasiado interés en alejarse de su zona de confort.

Si es un cachorro, ¿cuándo puedo empezar a sacarle a la calle?

La lógica veterinaria y la prevención de contagios imponen que el cachorro salga a la calle cuando tiene todas las vacunas puestas. Nosotros recomendamos un punto intermedio entre prevenir y no descuidar la importancia de la socialización. Los cachorros necesitan conocer entornos, personas, objetos y otros perros, siendo esto especialmente importante hasta las 16 semanas, porque es cuando la socialización es más fácil e intensa. Por eso sugerimos que el cachorro salga a la calle lo antes posible, en paseos breves y por lugares donde la probabilidad de contagio sea muy baja. Nunca llevarle a parques o pipicanes en este periodo, pero sí por lugares poco transitados por otros perros y avisando al propietario si está dispuesto a aceptar ese pequeño riesgo para acceder a otros beneficios.

Si tiene algún problema de conducta, ¿qué es lo que nos aconsejáis hacer?

Primero valorar si realmente se trata de un problema de conducta o, simplemente, de situaciones completamente normales en ciertas etapas de vida. Mucha gente piensa que un cachorro o un perro joven deben portarse bien y esto no es posible. No podemos pretender que un perro de 8 meses se comporte como uno de tres años. Al igual que un joven humano de 15 años no puede comportarse como un señor de 35. El objetivo de educar a cachorros y a perros jóvenes no es que se porten bien, es prepararles para llegar a ser en su madurez perros equilibrados y sin problemas. Por eso recomendamos a los propietarios valorar la frecuencia y la intensidad de lo que consideran un problema.

Que un perro joven alguna vez se aburra y rompa algo inadecuado en casa es normal. Que todos los días se coma media casa es un problema. Si creemos que de verdad hay instaurado un problema estos son algunos consejos: el primero sería intentar conservar la calma y no enfadarnos. Gritar, castigar o zarandear a nuestro perro no va a solucionar el problema, probablemente se conseguirá lo contrario. Lo segundo, sería revisar las rutinas de paseos e interacción con nosotros. Unos paseos de calidad acompañados sin exceso de atención, caricias, exigencia, etc pueden mejorar el problema. Por último, si el comportamiento persiste, es recomendable consultar. 

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¿Es mejor pienso o comida casera?

La mejor alimentación para un perro es la alimentación cruda dentro de una dieta equilibrada, como por ejemplo la dieta BARF (acrónimo de Biologically Appropriate Raw Food). Hay mucha información en internet sobre cómo crear una dieta de este tipo para las necesidades de cada perro. Pero obviamente esto conlleva más molestias y no es tan cómodo como que la alimentación de nuestro perro sea a base de pienso. Cuando un propietario no disponga de tiempo, o su modelo de vida no facilita poder usar dietas BARF, entonces la recomendación es el uso de comida seca. Pero es importante que usemos un buen pienso, especialmente en algunas etapas de vida. No es una buena idea que la base de la alimentación sea un pienso barato de supermercado. La alimentación no solo influye en aspectos físicos y de salud. También puede influir en el comportamiento.

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¿Es normal que se coma sus heces?

Que un perro se coma sus heces de forma esporádica o las de otro perro u otras especies (incluida la humana) es algo completamente normal, pese a que nos resulta muy desagradable . En cambio, si lo hace de forma obsesiva y frecuente es un claro síntoma de un problema. Podría tratarse de un problema de estrés o relacionado con la alimentación y la falta de algún nutriente. Algunos perros adoptados presentan este problema temporalmente. En cuanto sus vidas mejoran y recuperan una rutina adecuada de paseos, el problema suele desaparecer. En cualquier caso, enfadarnos o castigarle no mejorará nada. 

¿Debo educarle con un adiestrador cuando es un cachorro?

Dentro de las prioridades en la educación de un cachorro, la obediencia no es ninguna de ellas. La prioridad en la educación de cachorros es que crezcan seguros de sí mismos, con plena confianza en nosotros y que puedan experimentar y explorar para integrarse en distintos entornos, para interactuar con distintos animales, objetos, personas y lugares y que no tengan miedo frente a estas situaciones en su etapa adulta. Cuando son cachorros, no debemos pensar demasiado en premiar o castigar (esto último no debemos hacerlo NUNCA). Es mejor centrar nuestros esfuerzos en que lo que no nos gusta no suceda. Cuando algo no puede suceder no se aprende. Por ejemplo, si anticipamos que nuestro cachorro nos robe la cena y, simplemente, impedimos que pueda cogerla, sin enfadarnos, aprenderá que eso no es posible y dejará de intentarlo.

Podría bastar, e incluso es recomendable, una visita de un par de horas de un experto o a un centro especializado para orientarnos cómo hacer bien las cosas. Lo que no recomendamos sería la contratación de un adiestrador para que haga un programa de visitas para entrenar a nuestro cachorro en obediencia.

Si tiene ansiedad por separación, ¿qué hago?

La ansiedad por separación es una patología grave. Una gran idea sería que todas las personas sepan cómo prevenirla. Aprender a estar solo es algo muy antinatural para un perro, por eso es muy recomendable al principio no dejarles solos, hasta que se sientan cómodos y seguros en la casa y después hacerlo de forma gradual y agradable. Castigar a los perros o generarles más miedo (utilizando, por ejemplo, un collar antiladrido) los convierte en seres más dependientes e inseguros y ello no favorece el aprender a estar solos y darse cuenta que no es nada malo, sino algo normal e inevitable en nuestros modelos de vida. Por eso si se sospecha que el perro ha desarrollado esta patología hay que recurrir lo antes posible a un profesional.