Entre los catálogos de alfombras hay materiales incombustibles que se han utilizado y se seguirán empleando por muchos años en los hogares: la lana y el algodón. Otros han quedado algo obsoletos y cada vez tienen menos presencia para realizar alfombras, como las pieles. Y los hay que pisan con fuerza y reclaman su presencia a lo largo de todo el año, no solo en los meses más cálidos: las fibras vegetales, como el coco, el sisal o el yute, quieren vestir los suelos de nuestra casa siempre.
No nos olvidamos tampoco de una nueva generación de materiales que llegan para quedarse y que llevan la sostenibilidad por bandera.
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Lana
Es la reina de las fibras animales y es por este motivo que se usa desde antaño en todas las culturas, siendo las alfombras de lana las más vendidas de todos los tiempos. Este material tan valorado aporta confort, suavidad y placer para el tacto, y se emplea para confeccionar alfombras orientales, clásicas y de estética moderna, casi siempre con motivos o teñidas en un color pues el tejido absorbe bien los tintes, aparte de ofrecer una excelente durabilidad. Además, se pueden trenzar tanto con pelo alto y mullido como apenas sin pelo. Entre las variedades más exclusivas (y también más costosas) se encuentra la lana de Nueva Zelanda, que es la más blanca y pura del mundo.
Esta propuesta es un modelo en lana de la colección Banneh Kiasar, de Turkestan. Mide 265 x 267 cm y cuesta 2.700 €.
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Algodón
El algodón consigue unas alfombras ligeras, fáciles de limpiar y que presentan un amplio abanico de trenzados y tintes. Aunque hay que admitir que se desgastan más rápidamente que, por ejemplo, las de lana.
La alfombra de la imagen es una colaboración de Lorena Canals y Smallable, con decoración étnica inspirada en las tribus nómadas. Está confeccionada en esta fibra natural y puede meterse sin problemas en la lavadora.
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Seda
Una alfombra completamente de seda será muy vistosa y el acabado brillo, absolutamente espectacular y muy agradable al tacto. Por ejemplo esta propuesta de la firma italiana De Dimora se ha confeccionado en seda 100%. Es el modelo Babele, elaborada de forma totalmente manual.
Por cierto, un tejido que ofrece un tacto y una textura sedosos es la viscosa, una alternativa que por regla general resultará más económica.
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Fibras vegetales
Yute, sisal, coco, esparto, cáñamo, lamas de bambú… Las fibras vegetales se han hecho un hueco en las alfombras ofreciendo un toque natural y auténtico a la decoración y cada vez más se emplean durante todo el año, no exclusivamente en verano. Asimismo, su elaboración suele ser sostenible.
En cuanto a la limpieza y mantenimiento, bastará con aspirar (mejor por las dos caras) y no usar productos abrasivos. Además de tener cuidado con el agua y los líquidos, que son sus enemigos.
Sobre estas líneas la alfombra de Ikea Lohals, en yute 100%. Disponible en dos tamaños: 160 x 230 cm (69 €) y 200 x 300 cm (89 €).
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Plásticos reciclados
Si te preocupa la sostenibilidad ten en cuenta que cada vez más firmas proponen alfombras sintéticas a base de plásticos reciclados que configuran unas piezas perfectas tanto para interior como para exterior. Son modelos impermeables que resisten bien la humedad y que no se decoloran a causa de los rayos solares. Además, en algunas pueden ser reversibles, teniendo así dos decoraciones distintas al precio de una.
En la imagen, el modelo Polli de la firma Normann Copenhagen recicla botellas de plástico posteriores al consumo y los convierte en hilos PET. ¿Ventajas? La alfombra no solo se realiza con materiales reciclados sino que ella misma es reciclable al final de su vida útil.
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Vinilo
Las alfombras vinílicas están fabricadas sobre todo en PVC, el plástico con menos dependencia del petróleo, y resultan perfectas para decorar cualquier ambiente de la casa, incluyendo la cocina, el baño y los exteriores, dado que su limpieza y mantenimiento es muy sencillo y cuentan con tratamientos antibacterias y contra los hongos. Se trata de piezas ligeras que, además de ser buenos aislantes térmicos, incluso son aptas sobre suelos radiantes, permitiendo pasar el calor de este tipo de calefacción. Además, sus precios son bajos. Concretamente esta es una alfombra vinílica de Tenvinilo con decoraciones tipo patchwork.
Otros materiales sintéticos con buenas prestaciones son el polipropileno, el acrílico, la poliamida o el poliéster.
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Nuevas generaciones de materiales
De un tiempo a esta parte se investiga más y más para conseguir materiales ecológicos que hagan el bien para nuestro planeta. Un ejemplo es el material Tencel, una fibra 100% natural procedente de la pulpa de la madera de los árboles de eucalipto.
A los pies de la cama la alfombra modelo Gobi, de la firma Brabbu, emplea Tencel en su composición, un material ecológico, respetuoso con el medio ambiente y, además, biodegradable.
Por otra parte, Econyl es un material fabricado a partir de desechos de nylon. En concreto para su confección se procesan antiguas redes de pesca, alfombras y plástico industrial sacados de vertederos y océanos.
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Mezclas en la composición
En muchas ocasiones las alfombras no están compuestas por un único material, sino por una mezcla de ellos, reuniendo así unas perfectas características. Por ejemplo, se añade al algodón algún sintético para hacerlo más resistente o protegerlo mejor ante las manchas, o se mezclan la lana con la seda (muy habitualmente de bambú)… Las posibilidades son casi infinitas.
En esta propuesta la alfombra redonda es de Kave Home, el modelo Meray hecho a mano con una combinación de lana y yute, dos fibras naturales y biodegradables de diferentes texturas.
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