Espíritu de transformación en un piso del barrio de Les Corts de Barcelona

El arquitecto Sergi Pons es el responsable de la reforma de este piso lleno de tabiques y espacios inútiles en una amplia y luminosa vivienda

Por hola.com

La casa que te traemos hoy es de esas que enamoran de un primer vistazo. Por su singularidad, por su sensación de espacio y por la calidez que desprende. Pero no te engañes, no se trata de una hermosa y amplia casa, sino de un ajustado estudio de una habitación. Pero nada aquí está ‘porque sí’. Cada rincón, cada espacio, responde a una decisión meditada que tiene como resultado lo que te mostramos a continuación.

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Pero empecemos por el principio. Es decir, por lo que era antes de la intervención del arquitecto Sergi Pons. Se trataba de un piso situado en un edificio del siglo XIX del Barrio de Les Corts de Barcelona. Uno de esos lugares en los que la luz difícilmente hace acto de presencia porque se topa con montones tabiques, pasillos y habitaciones ciegas, “sin sentido”, en palabras del propio Pons.

Por suerte, nada más verlo, su nueva propietaria (Yuna, una japonesa afincada en Barcelona) se dio cuenta de las muchas posibilidades que tenía la vivienda para ser habitada por ella y sus dos gatos, Tau y Misha. Así que se puso en contacto con Sergi y comenzaron a tomar decisiones.
La primera: apostar por dejar el espacio diáfano. La segunda, relacionada con los techos y las paredes originales del edificio. Se recuperaron las vigas de madera y las minibóvedas de ladrillo visto, así como los muros de piedra vista que se convirtieron en foco esencial de atención.

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Una vez conseguido un amplio espacio en el que redistribuir las estancias, se tomó otra importante decisión relacionada con la cocina. Para no “encerrarla” en ningún lateral de la vivienda, o en el centro de la misma, cortando el campo visual, “decidimos colocar un cubo blanco, geométrico, puro, que no llega al techo, en la parte central del piso”. En él se situaron la cocina y el cuarto baño.

La función de este curioso elemento es darle privacidad al dormitorio y al baño. Pero al tiempo consigue mantener la continuidad espacial y visual del conjunto, ya que deja un amplio pasillo y no llega a dividirlo ni por los lados ni por arriba. La intimidad del baño viene dada por el espejo que separa ambas zonas del cubo que, de paso, aporta mayor luminosidad y sensación de profundidad al piso. Todo un acierto.

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El cubo tiene una amplia ventana en el cuarto de baño que da al dormitorio, desde la bañera. De ese modo se continúa con la sensación de amplitud desde cada rincón de la casa. Y, de paso, se disfruta de la vista de la piedra original de las paredes en el momento del baño, de modo que podría simular que la piedra se cuela en la zona húmeda.

Para el suelo del baño, el dormitorio y la galería adyacente se decidió que se elevara 30 cm, creando una tarima de madera en continuidad con todo el piso. Excepto en la galería que da al dormitorio, en la que se colocó a modo de alfombra un suelo de mosaico hidráulico. La galería se consiguió cerrando una terraza con no sólo añade una zona de estar a la casa, sino que otorga un gran extra de luz a toda la vivienda.

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Para la decoración se apostó por buscar de nuevo la sensación de amplitud, de ligereza, limpieza y amplitud. Y se hizo primando el color blanco en la pared contraria a la piedra, los muebles, los textiles, la encimera y el mobiliario de la cocina. A modo de contraste, la madera clara presente en el suelo y las banquetas de la cocina; y el verde de las numerosas plantas que hay esparcidas por la casa.

Más información:
sergiponsarchitect.com