En algunas ocasiones suele ocurrir que quienes han buscado o buscan una vivienda se enamoran de la suya a primera vista. Claro que hay viviendas que ‘entran por los ojos’ a la primera. ¿Las causas más habituales de este flechazo? La perfecta distribución, la luz que entra a raudales en su interior, la situación, los materiales y calidades de la construcción. Y, por supuesto, la singularidad y belleza del edificio donde se ubica.
Esta última fue la que llevó a los compradores de esta casa a quedársela. El inmueble se encuentra en pleno Barrio del Carmen, en el centro de Valencia. Una vez adquirido, sus nuevos propietarios ‘sólo’ tenían que conseguir convertirlo en un hogar elegante y distintivo, de acuerdo con sus gustos y su personalidad. Así que tuvieron la idea de recurrir a un estudio de decoración. En concreto, Cota Cero Interiorismo.
Diana Artíguez, del estudio, eligió una muestra de materiales y texturas para conseguir el objetivo encargado. Por ejemplo, optó por paredes doradas con efecto martilleado (toda la pintura de la casa es de Farrow & Ball). Además de cueros, metales y maderas. La idea era que todos estos elementos combinados crearan la atmósfera propia de un pequeño palacete. A ello también contribuyó la altura de los techos, de casi cuatro metros. Y el efecto conseguido con las pinturas seleccionadas, enriquecidas de pigmentos especiales.
Estos juegos de contrastes y esta intención de ‘jugar’ con la decoración se evidencia desde el espectacular hall de entrada. Por cierto, una de las zonas más cuidadas de la vivienda, en las que destacan los espejos envejecidos. Pero también los armarios Vescom, una cálida y elegante alfombra persa de seda, la espectacular lámpara de cristal de Murano, con pantalla transparente, de la firma Flos y la moderna chaisse longue de Zanutti.
Además, la librería con numerosos volúmenes antiguos, que intensifican la idea de casa señorial, añeja. Y unas grandes puertas de madera y vidrio negro que separan esta zona del salón. Al entrar en la zona de estar, llaman la atención los sofás de terciopelo morado, así como los pedestales, que contribuyen a crear un juego de alturas.
En esta estancia se ha creado una zona de barra. En ella se combinan materiales y texturas que evocan un club bar de los años 70. Y lo hacen con los taburetes y la encimera diseñadas por Cota Cero.
La seleccionada iluminación también ha jugado un papel muy importante. Consiguió que el espacio se fuera tejiendo como un juego de luces y sombras. Se optó por la técnica indirecta en fosos perimetrales en falso techo, así como lámparas decorativas que recuerdan el estilo art déco, como la lámpara suspendida sobre la barra del salón o —en el mismo espacio— el juego de dos lámparas —Fine Art Lamps — sobre la mesa auxiliar con acabados bronce y cristal opal.
En los dormitorios (el principal y otros dos) también se ha jugado con los contrastes y con la ilusión de ‘vivir’ otra época. Se ha hecho dándole de gran protagonismo a los cabeceros, tapizados en ricos tejidos y diseñados por Cota Cero Interiorismo. El de la habitación principal es de madera acabado en pan de oro y Vescom. Para otro de los dormitorios se empleó un color azul petróleo; y tejido de Gancedo en la otra.
Ese barroquismo contrasta con las paredes semidesnudas de estos espacios. Una curiosidad: las lámparas de las mesitas de noche del dormitorio principal son de la firma Delightfull y reciben el nombre de Amy, en homenaje a la cantante Amy Winehouse.
En cuanto a la cocina, se trata de un espacio amplio con forma de península donde se sitúa la zona de cocción y anexa y muy práctica, una barra con taburetes para desayunos y comidas informales o rápidas.
Más información:
www.cotacerointeriorismo.com
