Hotel España: sueños modernistas en Cataluña

Se inaugura en Barcelona el Hotel España, ejemplo del modernismo de principios del siglo XX

by hola.com

El interior de los nuevos hoteles es cada vez más sofisticado, pero con reminiscencias de un pasado, muchas veces glorioso. Ya hemos hablado en estas páginas de la tendencia en establecimientos de hospedaje a rehabilitar antiguos edificios (Radisson Blu Madrid; NH Palacio de Tepa) y reconvertirlos en cómodos hoteles. Eso sí, dotados de diseño y un servicio exquisito y personalizado. Le toca el turno al Hotel España, una antigua fonda inaugurada en 1859 y rediseñada en 1903 por Domènech i Montaner al más puro modernismo catalán. Ahora, en pleno siglo XXI y tras catorce meses de renovación, abre de nuevo sus puertas. Te lo mostramos.


Más información:
www.hotelespanya.com
Carrer Sant Pau, 9-11; Barcelona
Tel: 93 550 00
 

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Situado en el casco antiguo de Barcelona, junto a las Ramblas y muy cerca del Gran Teatre del Liceu, el edificio del Hotel España está considerado como una pequeña joya del modernismo catalán. La actual rehabilitación ha retomado el espíritu que en su momento concibió Domènech i Montaner.  
En el vestíbulo destaca una esbelta columna con una gran lámpara de latón, en la que podemos distinguir dos animales (leones o dragones); arrimados al techo, en unos plafones circulares, se representan en relieve los emblemas de Aragón, Cataluña, León, Navarra y la cruz de San Jorge. 
El Hotel España cuenta con 82 habitaciones (50 Standard, 28 Deluxe, 3 Ejecutivas con terraza privada y 1 Suite). Han sido decoradas en un estilo muy contemporáneo y atemporal para conseguir proporcionar un ambiente de máxima elegancia y relax.  
Todo el proyecto ha sido dirigido por los arquitectos Carlos Bassó y Tote Moreno (Factoría UDA) con Mercè Borrell como interiorista. Uno de los objetivos era mantener el espíritu modernista del edificio a la vez que se dotaba al hotel de las últimas tecnologías y comodidades.  
Una de las joyas del hotel es la 'Sala de Les Sirenes', donde diariamente se sirve el desayuno a los clientes del hotel. Llama la atención el esgrafiado pintado de la pared con motivos marinos: cuatro sirenas (con piernas), peces del Mediterráneo… 
Desde el corredor de cualquiera de los pisos se puede observar el patio ochocentista, que fue cubierto a finales de 1899, y en el que se encuentran las galerías por las que se accede a las habitaciones. En un momento de la historia del hotel, ese espacio estaba ocupado por una congregación de monjas. 
La rehabilitación ha retomado el espíritu que Domènech i Montaner concibió para el hotel, cuya obra mereció el reconocimiento del Ayuntamiento de Barcelona, que en 1904 le concedió el Diploma de Honor por ser “el establecimiento mejor decorado en el concepto artístico-ornamental”. 
Se ha recuperado otro patio tal y como lo ideó Lluís Domènech i Montaner y que alcanza toda la altura del edifico. En él aparece un retablo de figuras esgrafiadas. En los niveles más bajos, los motivos esgrafiados que nos encontramos son pavos reales, una mariposa, una olla sopera...  
Las zonas comunes conservan todo el encanto del edificio modernista de 1904. Por ejemplo, las escaleras que comunican los pisos, con una barandilla ornamentada en hierro y madera. Y las escaleras en mármol blanco, que no pueden resultar más elegantes. 
En el Bar Arnau, entre amplios sofás, mesas bajas y sillas con reposabrazos, llama poderosamente la atención una de las joyas del edificio: la chimenea ornamental de más de cinco metros, de alabastro, modelada en 1901 por el escultor Eusebi Arnau y producida por el taller del escultor Alfons Juyol i Bach.  
La Fonda España destaca por el arrimadero de las paredes de mosaico vidriado, que representa diferentes emblemas. Este arrimadero está coronado por colgadores de madera en los que se combinan motivos vegetales y florales. Esta decoración en mosaico también es visible en el friso y en los revoltones de la sala. 
Los apliques de las paredes y las lámparas colgantes que encontramos en la Fonda España corresponden a la época de la reforma realizada por Domènech i Montaner. En los platos, Martín Berasategui recupera el antiguo concepto de las fondas, pero con un guiño de actualidad.