La decoración de una habitación infantil es un reto para el que se deben tener en cuenta tanto la funcionalidad como las necesidades emocionales y físicas del niño. En este sentido, resulta esencial que los más pequeños sientan su espacio como un lugar seguro y tranquilo que favorezca su movilidad y permita su expansión.
Para lograr este ambiente tan especial, hay que tener en consideración una serie de aspectos que no siempre son perceptibles a la vista.
Un espacio en constante cambio
Las formas, la iluminación, la situación de la cama y la configuración del espacio favorecen la armonía y bienestar, pero también los colores, materiales y texturas.
Aunque, probablemente, la peculiaridad más destacable de este ambiente es que debe ser un espacio que pueda ir complementándose a medida que el niño crece.
Precisamente es este carácter temporal el que conduce a elegir elementos transformables o fácilmente sustituibles para su decoración.
Dormitorios para recién nacidos
Las habitaciones destinadas a los recién nacidos constituyen un lugar de ternura y ensueño donde colores, texturas y detalles se aúnan creando el ambiente de dulzura y calidez necesario para acoger al bebé.
En sus primeros meses de vida, el dormitorio será utilizado principalmente para dormir y, en consecuencia, este factor debe ser tenido muy en cuenta a la hora de elegir el lugar más adecuado de la casa.
En la medida de lo posible, este lugar deberá estar muy próximo a la habitación de los padres, aislado del ruido y del frío, bien ventilado y, si las condiciones lo permiten, orientado al oeste por la calidez y la suave iluminación solar.
Ayúdale a soñar
Para favorecer la tranquilidad y el reposo, los colores de esta etapa deberán ser pálidos y tenues, pues su finalidad será la de proporcionar sosiego, evitando sobrecargar el dormitorio con adornos y estampados.
Los tonos más utilizados son los azules suaves o rosas y amarillos pálidos, combinados con pasteles o blancos. Asimismo, conviene dejar los colores brillantes para los móviles de cuna, que servirán como estímulo de la visión del bebé.
Esta idea de calidad y suavidad se verá reforzada con la ayuda de la textura de los tejidos que decoran la habitación, es decir, cortinas, suelos o ropa de cuna y auxiliares. La cuna, como mueble protagonista de los sueños del bebé, debe centralizar la atención y el espacio en esta fase del dormitorio infantil.
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