Por si acaso, el pájaro también lo ponemos nosotros

Una casita para pájaros en el jardín no sería lo mismo sin un pajarito de madera. ¿Por qué no te animas a realizarlo junto a tus hijos?

Por hola.com

Ya tenemos en nuestro jardín una casita para pájaros, ahora sólo falta que estos pequeños animalillos pierdan la vergüenza y decidan ocuparla. Mientras esperamos, nada mejor que construir un pajarito de madera que, además de atraer a sus paisanos de carne y hueso, mantendrá entretenidos a nuestros retoños.

Este pajarillo –que también podremos colgar en cualquiera en alguna de las habitaciones de nuestra casa- no nos mantendrá ocupados más de una tarde, ya que su principal sofisticación consiste en un pequeño cordel del que tiraremos para hacerle volar… o al menos para intentarlo.

 

Saca tus dotes artísticas

Lo más importante para que el pajarito nos quede esbelto y mínimamente proporcionado es dibujar minuciosamente sus piezas –el cuerpo y las dos alas- en una hoja cuadriculada. A continuación, cortaremos y lijaremos todas las tablas para luego pintarlas con sprays, témperas o acuarelas, algo que dependerá del criterio de nuestros hijos, quienes, posiblemente, serán los que se dediquen a la parte artística del trabajo.

Como suele suceder en estos casos, el secado de la pintura será, quizás, la parte que más tiempo nos lleve, así que entretanto podremos ir cortando el hilo de nailon que luego utilizaremos para unir todas las piezas.

Habremos de ser extremadamente precisos a la hora de efectuar los agujeritos de las alas, por los que pasará el hilo que las mantendrá unidas a la varilla superior, pues de ello dependerá que se mantengan desplegadas de una forma idéntica y realista.
Para terminar, colgaremos otra varilla más pequeña en la parte inferior del pajarillo, de la que tiraremos cada vez que deseemos que nuestra nueva mascota emprenda el vuelo a horizontes lejanos.

No necesitaremos ni electricidad

Basta con observar la lista de herramientas que necesitaremos para construir este curioso pajarillo para darnos cuenta de su extremada sencillez: sierra de calar o segueta, escofina, papel de lija y pincel. Es decir, todos aquellos utensilios manuales que usábamos en el instituto y con los que nuestros hijos, seguramente, estarán más que familiarizados.

De igual modo, la irrisoria cantidad de materiales necesarios se reduce a madera tablex o contrachapado de 3 a 5 mm de grosor para el cuerpo y las alas; una varilla redondeada de 5 a 10 mm de diámetro que luego cortaremos en dos partes; hilo de nailon (con un metro tendremos más que de sobra), pintura (podemos utilizar cualquiera apta para su uso en madera) y cola.