En la cocina, desperdicio cero

Nuestras bisabuelas y abuelas eran las reinas de la cocina de sobras y ¡qué bien lo hacían! Recogemos su testigo con algunos consejos para sacar el máximo partido a algunos alimentos y reducir el desperdicio. Toma buena nota

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Entonces era una cuestión de economía. Sin saberlo, con sus gestos, nuestras antepasadas contribuían a luchar contra el desperdicio de alimentos, esencial para ayudar a reducir el hambre en el mundo pero también para minimizar la inversión de recursos naturales cuando se producen alimentos.

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Y es que en la cocina, debemos tirar lo menos posible a la basura porque a muchos productos podemos darles nuevos usos y hacer que nuestro hogar sea más sostenible -con el consiguiente ahorro económico que eso implica-. 

Saber más: en la cocina ¡no se tira nada (de nada)!

La FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cifra en unos 1.300 millones de toneladas la comida producida para el consumo humano, o un tercio del total, que termina en vertederos, cuando 1 de cada 9 personas sufre hambre en el mundo. Terrible, ¿no crees?

Hay sencillos gestos que puedes contribuir a que aportemos nuestro granito de arena, vamos con 10 de ellos.

1.- Organiza tu despensa y tu nevera teniendo en cuenta las fechas de consumo para que no te caduque ningún producto. Un orden adecuado, por ejemplo, de los productos frescos también te ayudará a conservar su estado óptimo más tiempo.

2.- No confundas la fecha de caducidad con la de consumo preferente. La fecha de caducidad indica hasta cuando el consumo de un alimento es seguro mientras que la de consumo preferente es sinónimo de que el producto puede haber perdido alguna cualidad o propiedad organoléptica, pero continúa siendo seguro.

3.- Antes de ir a la compra, haz una lista y divídela en apartados (lácteos, frutas y verduras, carnes, pescados, conservas, pastas y arroces, etc). Puede parecer muy obvio pero es la única forma de hacer una compra responsable. Compra sólo lo que necesites, huye de los plásticos y, en la medida de lo posible, opta por la compra a granel. Si haces una planificación de tus menús semanales también te será de gran utilidad.

4.- Aprovecha las mondas de la patata. Lávalas, distribuyélas en una bandeja de horno, salpimenta, adereza con hierbas aromáticas o tus condimentos preferidos, echa un chorrito de aceite de oliva y hornea hasta que se doren. También se pueden freír. Sírvelas con diferentes salsas.

Como hacer Chips de piel de patata

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5.- Piensa y pon en práctica recetas de aprovechamiento: croquetas con restos de pollo, canelones con sobras de albóndigas, tortillas de arroz con excedente de paella, cremas con verduras que tengas desde hace unos días, mermeladas y confituras con frutas a punto de echarse a perder, pan del día anterior para hacer pudines, etc, etc.

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Paso a paso: Croquetas de pollo, curry y nueces

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6.- Las cubiteras de hielo pueden ser un gran aliado cuando se trata de aprovechar determinados productos: sobrante de café, hierbas aromáticas con aceite, frutas para refrescar y saborizar zumos, yogures para enfriar y dar más sabor a smootihes o batidos, vino para sangrías y así un largo etcétera.

7.- Utiliza las pieles de los cítricos para aromatizar azúcar o confítalas y empleálas en ensaladas, postres, salsas, vinagretas o guarniciones. También son ideales para infusiones y, si las secas y las conviertes en polvo con una trituradroa, como especia para aderezar todo tipo de preparaciones.

8.- No tires las hojas verdes de los puerros - ni de las cebolletas-, las peladuras de zanahoria, los tallos del brócoli, las hojas de las alcachofas o las puntas de calabacín.Te servirán, previo lavado, para hacer un caldo y, si haces mucha cantidad, puedes congelarlo.

Cómo hacer un Caldo verde con juliana de verduras crujientes

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9.- La piel de la cebolla y del ajo limpias aportarán mucho sabor y color a tus caldos, si las deshidratas en el horno y después las pulverizas con un robot podrás añadirlas a un montón de recetas y aportarles un toque delicioso.

10.- Cuando tengas trozos de queso que están un poco deteriorados, destierra la idea de tirarlos a la basura. Nos pueden servir para rallarlos, echarlos por encima de cualquier plato y gratinar o para elaborar una salsa con nata y vino blanco y servirla con pollo, ternera o unas verduras.