Este postre no puede ser más sencillo y vistoso. Para su elaboración solo vamos a necesitar como ingredientes básicos masa brisa (que compraremos ya hecha), queso cremoso y unas fresas (si no es temporada, puedes usar otros frutos rojos). Los amantes de los postres lácteos disfrutarán de lo lindo con estas tartaletas. ¿Pueden tener mejor pinta?
- 1 paquete de Masa quebrada (pasta brisa)
- 250 g de Queso cremoso
- Leche (para rebajar un poco el queso)
- Fresas
- Menta (unas hojitas)
- Azúcar glas
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1.
Sacar de la nevera el queso un rato antes para que vaya atemperándose.
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2.
Disponer el queso en un bol, añadir un chorrito de leche para rebajar la textura (que quede algo menos densa) y mezclar bien hasta conseguir una crema homogénea. Puedes añadir más o menos leche en función de la densidad de crema que prefieras. Para un resultado más dulce, se puede añadir también a la mezcla un poco de leche condensada. Reservar.
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3.
Estirar la masa brisa con un rodillo y cubrir con ella 6 moldes rizados para tartaletas de unos 8 cm de diámetro previamente engrasados. Meterlos al horno a 180º durante 10 minutos o hasta que las tartaletas empiecen a dorarse.
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4.
Dejarlas enfriarse, desmoldarlas y rellenarlas con la crema de queso (puedes hacerlo con una cuchara, o si lo prefieres, sirviéndote de una manga pastelera de boca redonda).
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5.
Coronar las tartaletas con unas fresas de temporada lavadas y cortadas en láminas gruesas (dispuestas, como se ve en la imagen, de manera vertical) y decorar con unas hojitas de menta o hierbabuena.
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6.
Tip: Para un efecto final más vistoso puedes espolvorear por encima de las fresas un poquito de azúcar glas.
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