La holandesa es una salsa emulsionada que se elabora a base de yemas de huevo y mantequilla clarificada, además de zumo de limón. Requiere de cierta técnica para que no se corte y es ideal para acompañar a pescados. En esta receta, la usamos para servir con unos lomos de trucha y unas láminas de calabacín.
- 2 ud de Trucha sin espinas, cortadas en 4 filetes
- 1 unidad de Cebolla
- 2 ud de Calabacín
- 1 puñado de Rúcula
- Aceite de oliva virgen
- Sal
- Pimienta
Para la salsa holandesa
- 2 ud de Yema de huevo
- 300 g de Mantequilla
- 3 cs de Zumo de limón
- 1 cucharada de Agua fría
- 2 cs de Vino blanco
- Sal
- Pimienta
LA SALSA
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1.
Echa la mantequilla en un cazo y derrite a 60 grados de temperatura. No remuevas y espera unos 20 minutos para que clarifique
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2.
Retira la grasa para preparar la salsa.
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3.
Pon el vino y el agua en un cazo y deja que reduzca. Echa las yemas en un bol y añade la mezcla anterior sobre un baño maría suave
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4.
Incorpora 1 cucharada de zumo de limón y ve batiendo hasta doblar el volumen.
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5.
Ahora, ve agregando la mantequilla clarificada sin dejar de remover para que emulsione
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6.
Salpimenta y agrega el resto de zumo mezclando con movimientos envolventes para que no se corte.
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7.
Reserva sobre el baño maría para que no se enfríe.
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1.
Lava, seca y corta el calabacín en tiras ayudándote con un pelador.
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2.
Escalda en agua hirviendo con sal 4 minutos, escurre y reserva.
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3.
Pela la cebolla, corta en aros y precalienta el horno a 180 grados.
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4.
Salpimenta los filetes de trucha y colócalos en una bandeja.
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5.
Incorpora los aros de cebolla y un chorrito de aceite.
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6.
Hornea la trucha unos 20 minutos.
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1.
Sirve la trucha con la cebolla por encima y acompaña con las cintas de calabacín, un puñado de rúcula y unas cucharadas de salsa holandesa
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