El pesto más tradicional está hecha con piñones, queso parmesano, ajo, aceite de oliva y albahaca. Te mostramos cómo hacer esta salsa ideal para acompañar a cualquier pasta, pero también te proponemos una versión roja, a la que añadimos tomate seco y un poco de guindilla. Ambas recetas también son perfectas para tomar, por ejemplo, con carne de pollo o de ternera, o untar sobre una tosta de pan como base de queso y/o algún embutido.
Para el pesto verde
- 100 g de Queso parmesano
- 1 diente de Ajo
- 40 g de Albahaca fresca
- 70 g de Piñones
- Aceite de oliva virgen extra
- Agua
- Sal
Para el pesto rojo
- 12 ud de Tomates secos en aceite
- 1 diente de Ajo
- 20 g de Albahaca fresca
- 1 diente de Ajo
- 50 g de Queso parmesano
- 1 ud de Guindilla
- Azúcar blanca
- Sal
- Aceite de oliva virgen
PARA EL PESTO VERDE
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1.
En un mortero machacamos los ajos pelados y picados, añadimos las hojas de albahaca, los piñones y la sal.
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2.
Majamos hasta formar una pasta homogénea.
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3.
Añadimos aceite de oliva y mezclamos hasta que espese aunque podemos aligerar con un pelín de agua.
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4.
Rallamos el queso parmesano y seguimos majando bien con la mano del mortero.
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5.
Probamos de sal y rectificamos si hiciera falta.
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6.
Servimos en un cuenco, tapamos y dejamos reposar en la nevera hasta que lo usemos.
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1.
Esta versión la vamos a hacer con batidora.
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2.
En el vaso ponemos los tomates, los piñones, el ajo pelado, las hojas de albahaca, la guindilla, un poco de azúcar y otro poco de sal.
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3.
Añadimos también un poco del aceite de oliva, trituramos y vamos añadiendo más cantidad hasta obtener la textura del pesto.
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4.
Finalmente rallamos el parmesano rallado y mezclamos bien, añadiendo más aceite de oliva si fuera necesario y algo de agua si nos ha quedado demasiado espeso.
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5.
Volcamos en un cuenco y dejamos reposar el pesto en el frigorífico para que todos los sabores se asienten bien.
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