¡Qué ricas son unas albóndigas caseras, hechas sin prisa y a fuego lento! Bien jugosas por dentro y bañadas en una salsa de la que, casi sin pestañear, podrías comerte un cubo entero (barquitos de pan mediante…). Y es que las albóndigas, además ser una receta rica per se, tienen también ese componente emocional que nos hace viajar a los aromas de casa, a la cocina las mamás y las abuelas. Un plato que gusta tanto a niños como a mayores y que apetece especialmente cuando las temperaturas bajan. Es por ello que hemos querido fijarnos hoy en estas sabrosas bolas de carne para ofreceros unas cuantas ideas de preparación: desde propuestas más clásicas a otras menos convencionales (para acceder a su modo de elaboración solo tienes que pulsar sobre las imágenes).