‘Cuanto más fría, mejor’ y otros mitos (cuñados) sobre la cerveza

Reunimos algunas de las falsas creencias más comunes ligadas a esta popular bebida

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Agua, malta, levadura y lúpulo. O, lo que es lo mismo, los cuatro ingredientes necesarios para elaborar una de las bebidas más populares del mundo: la cerveza. Con siglos de historia a sus espaldas, no son pocos los mitos asociados a su consumo, que aún a día de hoy persisten en el imaginario colectivo.

Hoy hemos reunido algunos de los comunes, a modo que pequeña muestra. Falsas creencias que, por supuesto, no son ningún secreto para grandes ‘cerveza lovers’; si es tu caso, puedes dejar de leer en este momento. Pero si, a pesar de no ser un gran conocedor de este mundillo, sí que disfrutas de una caña de cuando en cuando, échales un ojo porque quizá alguno de estos mitos te sorprenda (y, además, tal vez te sirvan para rebatir al cuñado de turno cuando, la próxima vez, suelte alguna de sus perlas habituales cerveza en mano…).

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No todos los vasos, jarras o copas valen para todas las cervezas

La cerveza es cosa hombres: falso

Según uno de los últimos informes de Cerveceros de España, el 81% de españoles adultos consumen cerveza de manera ocasional, y de ese porcentaje el 53% son hombres y el 47% mujeres, de manera que se trata de un consumo bastante trasversal. También lo es, según dicho estudio, en lo referido a zonas geográficas (la penetración de consumo es similar en todas las comunidades autónomas).

Cuanto más fría, mejor: falso

Aunque en España, quizá debido al clima cálido, tenemos la cultura de tomar la cerveza a temperaturas bastante bajas, hay algunos tipos de cerveza que debemos servirlas a más temperatura si queremos disfrutar de todos sus matices. “El frío nos ayuda a potenciar el poder refrescante de una cerveza a la par que nos dificulta el de percepción sensorial. Las Lager se suelen degustar entre 2-6º, mientras que las cervezas de tipo Ale o de Abadía se suelen servir entre 5-8º, para permitir que se liberen todos sus matices”, explica Paco Ruiz, maestro cervecero de Heineken de la fábrica de Madrid.

Las cervezas 'sin' sí tienen alcohol, las '0,0' no.

La cerveza '0,0' tiene algo de alcohol: falso

Según la OCU el 14% de las cervezas consumidas en España son cervezas '0,0' o cervezas ‘sin’, y ya se han convertido en una alternativa para quienes no pueden o no quieren tomar alcohol. Sin embargo, hay que hacer una diferenciación importante: mientras que las ‘cervezas sin’ sí que tienen algo de alcohol (para llamarse así, simplemente están obligadas a tener hasta un 0,9% de alcohol), las '0,0' sí son realmente cervezas sin alcohol. “A diferencia de las cervezas 'sin' que eran resultado de un proceso de fermentación muy corto, las '0,0' son cervezas que han completado su fermentación y a las que posteriormente se les retira toda presencia mediante la desalcoholizadora”, explica a este respecto Jorge Varela, maestro cervecero de La Fábrica de Cruzcampo en Málaga.

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El tipo de vaso no cambia el sabor de la cerveza: falso

Al igual que ocurre con otras bebidas como el vino, no todos los vasos, jarras o copas valen para todas las cervezas. De hecho, poder disfrutar al máximo de cada variedad, no dejando escapar ninguno de sus aromas o matices, es más recomendable un tipo de vaso u otro. Tanto es así, que incluso hay marcas de cerveza que sacan sus propias copas o vaso, especialmente diseñadas en función de las características de su producto. En este artículo os contábamos un poco más sobre esas diferencias, y las copas más adecuadas en cada caso.

El color de la cerveza no está relacionado con su grado de alcohol.

Meter las jarras en el congelador, una buena idea: falso

Es común, sobre todo en sitios de mucho calor o estaciones del año como el verano donde las temperaturas son elevadas, meter las jarras de cerveza vacías en el congelador para que, cuando sirvamos en ellas la cerveza el líquido tarde más en calentarse. ¡Error! El hielo descarbonata la cerveza y perjudica la creación de la espuma y, además, atenúa en exceso la temperatura de consumo. Así pues, lo idóneo será refrescar el interior de la copa con agua fría justo antes de servir la cerveza. El siguiente paso (si servimos desde un botellín o botella) será inclinar la copa 45 grados, acercar la botella al borde (sin que se toquen) y dejar que la cerveza se deslice suavemente por la pared interior de la copa de forma más o menos lenta y constante. Una vez llenada la copa en sus tres cuartas partes, la colocamos en posición vertical y continuamos vertiendo el líquido hasta que se vacíe todo el contenido. La cerveza irá golpeando en el líquido ya existente en la copa generándose la corona de espuma.

Las Lager, siempre más claras que las Ale: falso

Aunque hay infinidad de variantes y subvariantes de cerveza, una de las formas más comunes de dividirlas es en función de su fermentación. Así, generalizando mucho, de un lado tendríamos las Lager (fermentan a temperaturas bajas, de 0º a 4º, y suelen ser ligeras, espumosas y suaves) y de otro las Ale (ervezas de alta fermentación, que se someten a temperaturas superiores -hasta 24º-, que suelen ser más complejas y aromáticas. También es cierto que muchas veces tienen un color más oscuro, pero esto no siempre es así; el color depende del tipo de malta utilizada, de manera que podemos encontrar cervezas Lager de color oscuro y cervezas Ale de color dorado.

Cuanto más oscura una cerveza, más alcohol tiene: falso

De la misma manera tiende a hacerse esa asociación entre cerveza oscura (mayoritamente tipo Ale) con cerveza más alcohólica. Aunque en ocasiones sea así, esto no tendrá que ver con el color; como decíamos esto tiene que ver con el tipo de maltas utilizadas, y no tiene una relación directa con el grado de alcohol. Así, hay cervezas oscuras con poco alcohol (caso, por ejemplo, de la famosa Guiness, que no llega al 5%), y cervezas rubias de alta graduación.

¿Cómo ingrediente en cocina? Pollo a la cerveza y poco más: falso

Es cierto que la cerveza no es el producto de la despensa que mayor versatilidad presenta, pero eso no significa que no podamos utilizarla como ingrediente para un buen abanico de recetas, más allá del consabido ‘pollo a la cerveza’. Caso por ejemplos de panes, tartas, salsas para platos de pescado o de carne… Estas recetas de aquí debajo son solo un pequeño ejemplo (para acceder a su paso a paso, pulsa sobre las imágenes). 

Paso a paso: Pan de cerveza negra y nueces 

Hacer pan en casa es siempre una tarea que requiere paciencia e ingredientes de calidad. En este caso, le damos sabor a cerveza negra y lo aromatizamos con una suave mantequilla de hierbas aromáticas y lima. Un acompañamiento perfecto.

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Paso a paso: Salchichas con repollo a la cerveza y mostaza

La combinación de salchichas con repollo (el famoso 'chucrut') es un clásico de la cocina alemana. Te proponemos nuestra versión, en la que cocinaremos la verdura con cerveza y un poco de mostaza. 

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Paso a paso: Tarta Guinness de chocolate casera

Mostramos aquí una tarta elaborada con una base de bizcocho con queso, chocolate y la cerveza negra más internacional, la Guinness. Esta original receta no es más que una adaptación de las tartas que mezclan el cacao con un poco de ron o whisky.

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Paso a paso: Mejillones a la cerveza

Una receta tradicional en los Países Bajos, donde se sirve acompañada de unas patatas fritas. Aunque a nosotros esta mezcla nos parezca una 'atrocidad', lo cierto es que marinar estos moluscos con un poco de cerveza, cebolla y mantequilla no es una idea tan descabellada. El resultado es un suave y delicioso aperitivo.

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Paso a paso: Pan integral con cerveza negra y dátiles (con Thermomix)

Estamos ante un esponjoso pan de molde con un delicioso toque dulce que hará que nuestras tostadas de por la mañana sean nuestra comida favorita. Además, es perfecto para combinar con cualquier queso cremoso y apto para realizarse en TM5 o TM31.

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