David y Marc, ¡finalistas de 'Top Chef'!

Tras una semifinal tan competida como emotiva, Fran se vio obligado a recoger sus cuchillos y abandonar el programa por segunda vez

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‘Nosotros iniciamos un plato y vosotros deberéis continuarlo a vuestro modo’, así se lo anunciaba Yayo Daporta a los tres semifinalistas de ‘Top Chef’, David, Marc y Fran, al comienzo del programa. Y cuando Yayo decía ‘nosotros’ se refería, evidentemente, a los tres miembros de jurado que por primera vez esta temporada, se colgaban el delantal para cocinar. 3, 2, 1… ¡tiempo! Alberto Chicote, Susi Díaz, y el propio Daporta se ponían en la piel de los concursantes, haciendo frente a sus problemas y contratiempos habituales: ‘No encuentro el aceite de pepita de uva!’, repetía, Susi, desesperada en el almacén. ‘El cronómetro vuela y aún casi ni he empezado’, parecía decir la cara de Yayo…


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Tenían 20 minutos para comenzar el plato que después, durante media hora más, terminarían los semifinalistas. Chicote, se decantó por una pintada con jengibre y salmorejo; Susi por un plato de esparenyas (pepinos de mar) y Yayo por unas vieiras aliñadas con ingredientes mediterráneos y orientales. Ellos tenían muy clara la receta que querían elaborar pero, ¿sabrían interpretarlo los concursantes? A tenor de sus caras cuando entraron en el plató, la misión parecía complicada. David, por ejemplo, a quien le había tocado continuar el plato de Susi, ni siquiera conocía algunos de los productos que tenía sobre la mesa; tampoco Marc supo continuar con la idea pensada inicialmente por Chicote ni Fran con la de Yayo.

 

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Aún así, haciendo gala una vez más de su rapidez de reflejos, se pusieron manos a la obra para salvar la situación. Los resultados no brillaron tanto como en otras ocasiones: ‘Tenemos tres platos y tres errores: uno se pasa de ajo, otro de jengibre y otro de comino. Y un error pequeño puede ser suficiente para apearos del tren’, les decía Chicote.

 

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Pero había que nombrar a un vencedor y, finalmente, fue la receta de David la que más convenció. Al igual que en el programa de la semana pasada, ya no había brazalete de inmunidad, pero sí un ‘privilegio secreto’ del que David podría disfrutar durante la segunda prueba.


Para su desarrollo el equipo del programa se trasladó hasta las cocinas de ‘Atresmedia Café’, en plena Gran Vía madrileña, un espacio donde televisión y gastronomía se dan la mano. Allí Marc, Fran y David tuvieron la ocasión de reencontrarse con sus maestros y mentores. No para cocinar junto a ellos, sino para ellos. Y es que serían sus propios maestros quienes, en una cata a ciegas, juzgarían los platos. ¿El reto esta vez? Uno muy propio de las escuelas de cocina: preparar un faisán relleno al horno con su salsa y tres guarniciones clásicas. Y con el faisán… llegó la discordia.

 

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En los mostradores, tres aves esperaban ser cocinadas: la primera, desplumada y deshuesada; la segunda, sólo desplumada, y la tercera, sin desplumar ni deshuesar. A David le correspondía el privilegio (así se lo desvelaba ya Chicote) de asignar un ave a cada uno… Como cabía esperar, él se quedó con la primera, mientras que la más complicada, la tercera, decidió que sería para Marc. Éste debería invertir parte del tiempo de la prueba en desplumar y deshuesar su faisán, algo que no supo encajar demasiado bien. Tanto es así que, cuando David le ofreció su ayuda, Marc no dudó el recharzala, malencarado.
 

Tampoco en esta ocasión ninguno de los tres platos presentados logró convencer del todo. ‘El punto de cocción es bueno, pero las guarniciones no destacan y el relleno es mejorable’, decían los mentores de los concursantes al probar el faisán de Marc. Sobre el de Fran apuntaban ‘El relleno es correcto, pero el punto está pasado y las guarniciones son muy simples’. Algo mejores fueron las críticas sobre la labor de David: ‘Está un poco pasado pero la salsa está muy rica y el relleno también’. Una buena valoración que, como era previsible, convirtió a David en el ganador de la prueba, proclamándose así directamente como el primer finalista del concurso. 'Estoy muy feliz, no me lo creo, estoy templando, ¡qué subidón!’, exclamaba, visiblemente emocionado.

 

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Pero en esa final había aún una plaza más, y el nombre de su dueño debería salir del duelo final entre Marc y Fran. Para esa ‘última oportunidad’ el equipo regresó de nuevo a las cocinas de Top Chef, donde les esperaba un invitado de excepción: el prestigioso chef Martín Berasategui. El vasco tenía como misión aconsejar, inspirar y tutelar a los concursantes en ese último reto que tendría como protagonista un ingrediente muy especial: ‘Vuestra esencia como cocineros’, les anunciaba Chicote. Y proseguía, ‘queremos que, en 60 minutos, preparéis ese plato que os hizo amar el mundo de la cocina’.

 

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Fran lo tuvo claro desde el primer momento: su apuesta serían unas lentejas estofadas en homenaje a su madre, Elisa. ‘Es uno de los platos que me han hecho sentir más cosas. Aquel plato no sólo olía a lentejas, chorizo, pimentón… olía también a cariño’.
 

Marc, por su parte, se decantó por un plato mucho más técnico, ligado a la cocina de vanguardia. ‘Yo tenía unos 19 años y comenzaba a trabajar en El Bulli. Allí descubrí un plato que me marcó: la adaptación que hacía Ferran Adrià de la famosa ‘Gargouillou’ de Michel Bras’. De modo que el catalán comenzó a preparar su propia versión de esa mítica receta francesa donde se incluyen más de 30 verduras diferentes, cada una tratada por separado de manera diferente.

 

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Pasado el tiempo, llegó el momento de la cata a ciegas. ‘¡Vaya guisito!’, exclamó Chicote al comprobar el extraordinario aspecto de las lentejas preparadas por Fran. Y a partir de ahí, todo fueron parabienes: ‘Están buenísimas, espectaculares’, aseguraba Susi. Y Yayo apuntillaba: ‘Están de llorar. Un plato ejecutado a la perfección’.
 

Halagos que no cesaron, más bien al contrario, cuando los jueces destaparon la campana de la ‘Gargouillou ibérica’ preparada por Marc: ‘Tiene un aspecto espectacular’. Cada pinchada te sorprende con algo diferente’, decía Chicote, conocedor de la cocina de Michel Bras. Y continuaba: ‘¡Vaya dos platazos que os habéis marcado, difícil tarea la que tenemos por delante! ¿Y si nos saltamos las normas y hacemos una final a tres bandas?’…

 

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Pero las normas no podían incumplirse, de modo era preciso nombrar un vencedor, y, tras duras deliberaciones, la balanza terminó inclinándose finalmente del lado de Marc. Así, Fran se vio obligado a recoger sus cuchillos por segunda vez en esta segunda edición del concurso (recordamos que fue repescado, tras su primera expulsión), lo cual provocó no pocas lágrimas entre los jueces, especialmente las de Susi, muy emocionada: 'Siendo más egoísta, me habría gustado que hubieras hecho un plato peor. Me sabe muy mal decirte que te vayas. Nos has hecho muy felices con todo lo que has cocinado’, decía la miembro del jurado.

 

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Una derrota que Fran tomó con calma y mucha dignidad: ‘Ahora, a buscar la siguiente meta. Me hubiera gustado llegar a la final pero me voy a gusto. Me ha dado pena, pero perdiendo te preparas para ganar. Para ganar hay que perder muchas veces’, concluía el salmantino.