El brownie es un postre que se ha convertido en una de las grandes elaboraciones de los reposteros. Los amantes del chocolate encuentran aquí su verdadero paraíso. Sobre todo, porque se puede jugar perfectamente tanto con el chocolate negro como con el blanco. Aunque, tal vez, este último sea más llamativo y tenga un sabor más dulce, ideal para los más pequeños de la casa.
El brownie de chocolate blanco es una receta muy diferente a la tradicional. Una variante que puede decirse que está especialmente indicada para los más golosos. El profundo sabor de este tipo de chocolate puede mezclarse con cualquier ingrediente. En esta ocasión, no obstante, vamos a decantarnos por las moras para darle un toque más sugerente.
En realidad, con el chocolate blanco se pueden emplear fresas, plátanos, frutos secos, etc. El sabor será sumamente atrayente para cualquier paladar.
Ingredientes para preparar un brownie de chocolate blanco y moras:
- 3 yemas de huevo
- 3 claras de huevo
- 120 gramos de cobertura de chocolate blanco derretido
- 120 gramos de mantequilla en punto de pomada
- 70 gramos de harina tamizada
- 300 gramos de moras
Recuerda que, antes de comenzar la elaboración de esta receta, debes precalentar el horno a 180 grados centígrados.
Elaboración:
- Bate las claras a punto de nieve en un bol y resérvalas.
- En otro cuenco, introduce y bate la mantequilla, después añade el chocolate blanco. Finalmente, añade las yemas y mézclalo todo.
- Una vez que esté todo mezclado, añade las claras y repite el proceso con una espátula con movimientos envolventes.
- Por último, añade la harina y vuelve a mezclar.
- Unta con mantequilla la bandeja o el molde que vayas a emplear para meter en el horno, y coloca allí las moras limpias.
- Echa la masa de la mezcla anterior encima de las moras e introdúcela en el horno durante unos 20 minutos aproximadamente.
Ya solo te quedaría sacar el brownie de chocolate blanco y moras del horno y dejar que se enfríe. ¡Tal cual salga estaría listo para servir!
El brownie de chocolate blanco y moras es una receta que supone todo un acierto. Crujiente por fuera y tierno y jugoso por dentro, el sabor del chocolate blanco y las moras casan perfectamente para asombrar a tus comensales. Una receta innovadora para que te desmarques un poco de las recetas tradicionales.
