Alimentación en la menopausia
Como ya sabeis la menopausia no es una enfermedad, es una situación fisiológica en la que se pone fin a la etapa reproductiva. El cese en la producción de estrógenos produce una serie de síntomas que pueden ser más o menos acusados. Algunos de estos síntomas son:
- Sudores, palpitaciones, vértigos.
- Ciclos menstruales irregulares.
- Cambios emocionales.
- Cambios en la figura corporal. La menopausia se relaciona con cambios metabólicos que suelen producir un incremento en la grasa corporal. La vida sedentaria y los malos hábitos alimenticios aceleran la subida de peso.
- Osteoporosis. La pérdida de masa ósea es debida a la descalcificación que sufren los huesos y que se ve intesificada por la pérdida de la acción protectora que las hormonas femeninas ejercen sobre ellos.
Como comento en el anterior párrafo, uno de los efectos más inmediatos de la menopausia es el aumento de peso como consecuencia del aumento del porcentaje de grasa. Además, se produce un cambio en la distribución de dicha grasa ya que, en la mayoría de los casos, se concentra en el abdomen (con el consiguiente riesgo cardiovascular). Es muy importante llevar una dieta equilibrada en calorías y nutrientes. De todos los nutrientes hay que hacer especial mención a:
- La grasa: hay que controlar la cantidad y calidad. Tenemos que evitar tomar grasas saturadas (grasas de origen animal) y fomentar el consumo de grasas insaturadas (pescado azul, aceite de oliva, frutos secos).
- El calcio: es muy importante consumir la cantidad adecuada para mitigar los efectos de la descalcificación ósea postmenopausica. Para ello, es recomendable tomar diariamente tres raciones de leche o derivados lácteos.
Para despedirme os recomiendo que si estáis empezando con cambios hormonales, os pongáis en manos de un profesional que os ayude a mitigar todos los efectos de esta etapa para así, evitar que os suponga un problema mayor.
