Todo lo que siempre quisiste saber sobre la IPL (luz pulsada intensa) y nadie te contó

Porque no tiene las mismas aplicaciones estéticas que el láser o la luz LED, te conviene conocerlas

Por Amelia Larrañaga

Puedes hacer la prueba: pregunta en tu entorno si saben la diferencia entre el láser (light amplification by estimulated emission of radiation), o lo que es lo mismo, luz de alta energía, y la IPL (intensed pulse light), y verás. La respuesta seguramente sea no, pero la verdad es que es importante conocer cómo actúan los rayos de luz de la aparatología médica estética para desterrar mitos y, sobre todo, miedos. Y también para descubrir qué tratamiento es mejor para la depilación, para tratar las manchas de la piel, las marcas de acné o acabar con una rosácea o una cuperosis… Al igual que ocurre con el bótox y el ácido hialurónico, que no consiguen, ni mucho menos, el mismo efecto ni se pueden aplicar en las mismas zonas del rostro, así sucede también con los láseres y la IPL. Hablamos con varios expertos que deshacen todas las dudas. Allá vamos.

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Cada tipo de láser o de IPL emite luz en una determinada longitud de onda que tiene la capacidad de penetrar más o menos profundamente en la piel, llegando allí donde se requiere para conseguir diferentes resultados. Y se necesita (y utiliza) allí donde está el cromóforo (o “diana”) a la que el médico estético quiere llegar: fundamentalmente al melanocito (para depilar o acabar con las manchas) o a la oxihemoglobina (para rojeces o lesiones vasculares como cuperosis o rosáceas). En estos últimos casos, el láser Neodimio Yag es una buena opción al conseguir llegar a 1.064 nanómetros (hasta la llamada oxihemoglobina).

Diferencias entre láser e IPL

El láser es una luz coherente con un objetivo único, o por decirlo de otra manera, un “rayo ampliado”, por lo que tiene una alta eficacia, tanta, que también cuenta con el riesgo de sacrificar piel sana. “Por suerte, todos los aparatos incorporan un sistema de seguridad, la llamada fototermólisis selectiva, o la capacidad de destruir lo que necesita destruir y solo eso”, advierte la doctora Irene Cruz Bobadilla, directora del Área de Medicina Estética y Nutriología del Instituto Javier de Benito. “El láser es más burdo que la IPL, cuyo haz de luz se desdobla en varias direcciones; en esos milisegundos le da tiempo a enfriar la piel, por lo que es menos traumático y hay menos riesgos de quemar la piel sana”, explica el doctor Moisés Amselem. El láser es más eficaz para determinadas problemáticas, pero sus aplicaciones o su radio de acción depende más de la longitud de onda. La IPL (con un espectro de entre 515 y 1200 nanómetros) es más selectiva, llegando hasta el cromóforo y solo hasta el cromóforo.

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“Toda mancha cumple la ley del frontón, cuanto más fuerte se la golpea, más intensamente rebota. Por eso en mi clínica intento no usar láseres para manchas: puedes poner en riesgo la melanina, la piel sana o crear discromías (zonas rosadas), y además puede haber rebote. Me gusta mucho la IPL para los melasmas (esas manchas difusas, muy típicas de las embarazadas en el labio superior, porque siempre tiene un componente hormonal)”, relata el doctor. La doctora Cruz utiliza la IPL para tratamientos de rejuvenecimiento y mejoría de la calidad cutánea porque actúa sobre arrugas finas, manchas y capilares dilatados (arañas vasculares). Al estimular el colágeno, también mejora el aspecto general de la piel al reducir el tamaño del poro. “Esto es muy visible a los 21 días de tratamiento”, asegura Cruz.

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Cuenta además que, cuando aborda la piel de una paciente fotoenvejecida, empieza por una sesión de IPL para hacer un barrido de todas las lesiones y mejorar la calidad de la piel. “Si algún lentigo (mancha) se resiste, utilizo un láser Q-Switch (normalmente Neodimio), que va desde 532 a 1.064 nanómetros (1.000 nanómetros equivalen a 0,001 milímetros), que es especifico para lesiones pigmentarias porque va directo al cromóforo. Si me llega una piel fina de una persona fumadora que ha abusado del sol, empiezo con IPL, y puede que con 3 sesiones consiga lo mismo que con un láser”, relata la doctora. Y si se trata de arrugas más profundas, entonces utiliza un Fráxel, que llega a 1550 nm.

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El láser, rey de la depilación

La eliminación del vello no deseado es el procedimiento en el que más longitudes de onda se manejan, ya que se valora la pigmentación de la piel y la del cabello para elegir un sistema u otro. El objetivo de la IPL y los láseres específicos para depilación es acabar con el bulbo piloso para que no vuelva a nacer. En ese caso, la célula a la que el láser tendrá que llegar es el melanocito (presente en el bulbo piloso y la piel), que es el que aporta la coloración. Cuando la melanina absorbe la luz del láser, la convierte en calor y la transmite hasta el folículo. Al alcanzar los 75º de temperatura, sufre un daño irreversible que le impide crecer de nuevo. Por eso es imposible que un láser depile cabellos blancos o muy rubios. Y por eso también es difícil depilar sobre una piel muy oscura, porque tiene tantos melanocitos que capta más el calor, con lo se podría quemar al aplicar el haz de luz a una energía tan alta. Los láseres más utilizados para eliminar el pelo paulatinamente son el Alejandrita (llega a 755 nanómetros de profundidad), uno de los más eficaces, y el de Diodo (entre 800 y 810 nm.), apto para pieles más oscuras y folículos pilosos más profundos. En depilación, La IPL (fotodepilación) no tiene la misma potencia. A su favor, que es menos dolorosa y más versátil.

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Máscaras de luz

Para rejuvenecimiento facial, lo último son las máscaras LED (Luz de Emisión de Diodo, que no es lo mismo que láser Diodo), con un conjunto de haces de luz muy suaves que mejoran la calidad de la piel. Hace tres años, el doctor Amselem colaboró en un estudio con el que obtuvo muy buenos resultados. “Ahora, en el confinamiento, se pueden encontrar máscaras en amazon por 60 euros que pueden ser un buen tratamiento de belleza en casa utilizándolas día sí, día no, durante 20 minutos”, recomienda el experto. Cada color de luz que emiten estas máscaras tiene una aplicación diferente: el verde y el rojo son perfectos para manchas; el azul, además, es perfecto para acné o rojeces. Y por si fuera poco, “todas estimulan el colágeno y aportan mucha luminosidad”, matiza Amselem.

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Fluorescencia

Este nuevo tratamiento, similar al anterior, consiste en aplicar un gel fotoconversor sobre la piel, para luego colocarla bajo una lámpara de luz LED durante 9 minutos. Cuando la luz incide sobre el gel, los cromóforos contenidos en él convierten la luz en una fluorescencia que penetra en la piel a diferentes longitudes de onda y activa los mecanismos internos de renovación celular de la piel, aumentando la producción de colágeno hasta un 400%. Está especialmente recomendada para tratar el acné, la rosácea y el rejuvenecimiento facial.