Ocho alimentos que nunca toman los nutricionistas, aunque no estén a dieta

Prescindir de ellos es básico para mantenerse en el peso ideal pero también si quieres una piel más bonita

Por hola.com

Somos lo que comemos. Has oído esta máxima en innumerables ocasiones. Y es que una dieta sana es un pilar fundamental para nuestra salud y nuestro bienestar.  “Una buena alimentación lo es todo en nuestra vida. Una comida correcta y equilibrada con las dosis recomendadas de fruta, proteinas y verdura consigue que tengas buena salud y una mayor calidad de vida. No solo consigue que tengas una piel radiante, libre de celulitis y totalmente tersa, sino que va mucho más allá”, nos cuenta Myriam Yébenes, del Instituto de Belleza Maribel Yébenes. Por eso, hemos querido hacer un repaso por algunos de los alimentos con frecuencia más vetados por los nutricionistas, partiendo, eso sí, de la base de que muchos expertos consideran que no hay alimentos ‘prohibidos’ como tal, sino que todo se basa en evitar los excesos y en comer algunos de ellos solo de forma ocasional. “Con una dieta correcta y equilibrada no se prohíbe ningún alimento en principio y podemos permitirnos transgresiones ocasionales sin repercusiones negativas en la salud”, nos explicaban en una entrevista las expertas en nutrición Roberta y Simona Milanese, autoras del libro Alimentación: falsos mitos y engaños del marketing.

-Alcohol. Estamos en pleno verano y sabemos que puede ser complicado renunciar a una copa de vino en las múltiples citas que hay en vacaciones o a una cerveza fría cuando el calor aprieta. La clave es la moderación, evitando los excesos, y teniendo presente que el alcohol no hace sino aportar calorías vacías. “Cada gramo de alcohol contiene alrededor de 7 Kcal, un porcentaje sustancialmente más elevado que el de los hidratos de carbono o las proteínas (4 Kcal). Además, la ingesta de alcohol inhibe la absorción de algunas vitaminas y minerales, pues el hígado lo metaboliza rápidamente y lo utiliza para cubrir las necesidades energéticas del momento, en detrimento de los carbohidratos o grasas que estaban destinados a tal fin”, explica Gemma Miranda, Responsable de la Unidad de Nutrición y Dietética de Clínica Opción Médica, quien añade que “para que nos hagamos una idea, con cada copa de vino blanco estaremos ingiriendo 87 Kcal, un vaso de cerveza suma 95 Kcal a nuestro organismo y un gin tonic nos aporta aproximadamente 390 Kcal, lo mismo que un buen plato de espaguetis con tomate”. En el caso de los cócteles, las cifras se disparan, ya que hay que sumar a las calorías del alcohol las de los zumos y refrescos que lo acompañan. Por ejemplo, una caipiriña de unos 300ml aporta 320 Kcal y una piña colada 200 Kcal. Además, a mayor graduación más calorías. Por lo tanto, conviene elegir siempre las bebidas alcohólicas que contengan menor graduación, como el vino, la cerveza o un vaso de sidra y, sobre todo, evitar los excesos. 

-Harinas refinadas. Los alimentos basados en este tipo de harina, a las que se les ha eliminado gran parte del salvado, hacen que el cuerpo capte azúcar en exceso. Además, este tipo de harina apenas aporta nutrientes complementarios. Por eso, siempre es mejor optar por la versión integral, elaborada con el grano completo.

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-Dulces y bollería industrial. Son de los primeros en caerse de la lista de la compra si nos atenemos a los consejos de los nutricionistas. ¿La razón? Apenas aportan nutrientes y tienen un alto contenido en azúcar, y además contribuyen a aumentar los niveles de colesterol malo (LDL). "Contienen grandes cantidades de grasas de origen refinado, saturado o muchas de ellas hidrogenadas. Favorecerán la acumulación de grasa, puesto que a su vez contienen gran proporción de azúcares sencillos", nos cuenta Laura Llorente, nutricionista de Cool Health Club. Por eso, si eres goloso, siempre es mejor opción hacer nuestros propios dulces en casa.

-Fritos. No es solo el alimento en sí, sino también la forma de cocinarlo. Y es ahí donde los fritos –y los rebozados- se convierten en un mal aliado, pues favorecen el aumento del colesterol. Absorben, además, gran cantidad de grasas saturadas. Siempre es una mejor alternativa optar por preparaciones a la plancha, la parrilla o al vapor. 

-Grasas saturadas. Es fundamental no abusar de los alimentos ricos en grasas saturadas, como las carnes rojas, las mantequillas o una dulce tentación veraniega como los helados (si son artesanos, o caseros, mejor). No hay que renunciar, por el contrario, a las grasas grasas mono y poliinsaturadas, que contienen alimentos como los aguacates, los frutos secos o el pescado azul.

-Refrescos azucarados. “Las bebidas son las grandes olvidadas en la dieta de los españoles. De nada sirve pedir una ensalada y un filete de pescado a la plancha si regamos la comida con bebidas alcohólicas o refrescos azucarados en exceso”, explica Gemma Miranda, experta de Clínica Opción Médica. “Tan importante es seleccionar bien los alimentos como decidir con qué vamos a acompañarlos”, aclara la especialista. Al igual que sucede con el alcohol, los refrescos con azúcares añadidos significan calorías directas para el organismo y no le aportan ningún beneficio a nivel nutricional, por eso cuando los nutricionistas se refieren a ellas hablan de “calorías vacías”.

-Alimentos y carnes procesadas. “Para que una dieta sea saludable, es necesario reducir al mínimo los alimentos procesados industrialmente”, nos decían las expertas Roberta y Simona Milanese. Y es que hay que tener especial cuidado, por ejemplo, con los embutidos. La causa es la cantidad de grasas no saludables que contienen estos alimentos y que aumentan nuestros niveles de colesterol malo. En general, hay que vetar de nuestra lista de la compra los alimentos muy procesados, pues son una combinación nefasta de azúcar, harinas refinadas, grasas de mala calidad, conservantes, químicos y sal.

-Aperitivos de bolsa o platos precocinados. "Este tipo de alimentos, entre los que se incluyen la comida rápida, los alimentos precocinados, las patatas fritas... son fuente de elevada cantidad de sal, grasas de baja calidad y mucha carga calórica pero baja nutricional. El elevado consumo de sal favorece la retención de líquidos, lo cual influye, además, en el desarrollo de la celulitis", concluye Laura Llorente, nutricionista de Cool Health Club.