Con 'miedo y terror', así vivió Rocío Carrasco la enfermedad de su madre

La cantante fue diagnosticada en 2004 de un cáncer de páncreas que finalmente acabó con su vida el 1 de junio de 2006

Por hola.com

Este miércoles por la tarde se ha estrenado en Mitele Plus, la plataforma de pago de Telecinco, el séptimo episodio de Rocío. Contar la verdad para seguir viva. Solo unas par de horas antes de su emisión en el prime time de la cadena, los usuarios han podido echar un vistazo a la primera parte de estas nuevas imágenes, que han recordado la etapa en la que Rocío Jurado estuvo enferma, cuando en agosto de 2004 se le diagnosticó un cáncer de páncreas. La cantante fue enviada a Madrid, desde Chipiona, cuando su hija Rocío estaba fuera de España. Por eso, tal y como ella misma ha contado en esta entrevista en la que ha ido narrando su vida por fascículos, hizo las maletas y, junto a Fidel, puso rumbo a la capital española para verla cuando ya estaba en el hospital Montepríncipe, donde la operaron de urgencia. 

Así vivió Rocío Jurado su último concierto

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"Ese mes que ella estuvo en ese hospital recibió todas las muestras de cariño habidas y por haber, por todos los medios, por toda la gente. Y ella, ante esas muestras de cariño y de amor y de afecto, se ve en la obligación de comunicarlo publicamente: qué era lo que tenía y qué era lo que tenía pensamiento de hacer", ha explicado Rocío Carrasco, admitiendo que al conocer la enfermedad sintió verdadero "terror" y "miedo". Una de esas muestras ha sido el mensaje de ánimo que le mandó Isabel Pantoja desde el escenario en uno de los conciertos en los que la sustituyó tras su ingreso, tal y como han recordado desde el programa. "El médico me dijo tienes un tumor malo, tienes un cáncer muy difícil de detectar", fueron algunas de las palabras de Rocío Jurado cuando anunció la noticia en una rueda de prensa del 17 de septiembre de 2004. Tras esta charla con la prensa, tal y como había contado esta misma semana Rosa Benito, se fue directa a hacer el testamento, lo que según su hija fue una muestra de que ella no estaba convencida de si iba a salir o no de la enfermedad.

"Pasamos unas navidades en Madrid", ha explicado Rocío, tras la primera etapa en Houston, añadiendo que era un tratamiento ligero y corto en la que ella se quedaría con sus hijos y sus hermanos. Fue entonces cuando hizo su concierto Rocío... siempre, para que el apenas tenía fuerzas, tal y como ha contado su hija, pero que "le hizo mucho bien". Tras esto la cantante empezó a encontrarse cada vez peor y, aunque en Montepríncipe le dijeron que estaba bien, decidió marcharse de nuevo a Estados Unidos, donde le hicieron una prueba importante. "Mi madre le tenía pánico a las anestesias generales porque tenía muchas alergias", ha contado su hija, que explica que se fue de Madrid para acompañarla en el hospital, pero se volvió a los dos días porque todo había salido bien. Entonces, 'La más grande' era ingresada porque había cogido "un virus de quirófano", haciendo que Carrasco volviera corriendo a la clínica Anderson, donde su madre estaba ingresada en la UVI. "La tía se puso buena a los dos días, fue una cosa... nadie de allí se lo explicaba. Decían que aquello no lo habían visto nunca", ha compartido. Sin embargo, otros problemas surgieron y la estancia en el hospital, que iba a ser de solo unos días para la prueba, se alarga. Cuatro meses son los que pasan madre e hija, junto con otros miembros de la familia, en el hospital norteamericano.

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Su situación era cada vez peor, por lo que vuelven a España en un avión privado y medicalizado que cuidaría el estado de Rocío Jurado durante el largo viaje. De aquí surge una anécdota que, pese a la dureza del contexto, ha conseguido que Rocío Carrasco suelte una carcajada mientras lo contaba: ella llevaba una maleta con ella y otra con zapatos que cargaba Fidel, que iba en un vuelto turístico. En el aeropuerto le pararon y le preguntaron si todas las botas y zapatos de tacón que había dentro de la maleta con la que viajaba eran suyos, causando una enorme vergüenza en el sevillano, que llamaba a su pareja para comentar entre risas y timidez lo que había ocurrido, causando bromas entre la madre y la hija.

Un mes más tarde tenía lugar la "eterna madrugá" que Rocío recuerda con terror, que fue la última noche de su vida. Postrada en la cama, y con su hija y su yerno a su lado, la cantante le pedía a la pareja que se casaran antes de que ella falleciera, solo con la presencia de los familiares más cercanos. Sin embargo, Fidel le insistía en que se dirían el "sí, quiero", cuando ella se recuperara. Un momento que nunca llegó, por lo que terminaron celebrando su matrimonio en 2017

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El diagnóstico de Rocío

Después de una gira por América latina en 2004, Rocío Jurado arrastraba una serie de dolencias. Había ido al médico en Miami, tal y como ha contado Rosa Benito, pero no le habían diagnosticado nada más que hígado graso. Sin embargo, al llegar a Chipiona su hermana "Gloria le notó un ojo más amarillo de lo normal" y llamaron al médico para comprobar que todo iba bien. El doctor le vio ese mismo día y le mandó marcharse a Madrid para hacerse más pruebas, que rápidamente desvelaron la mala noticia: la cantante debía operarse de urgencia en cuestión de días y sería ella quien daría la noticia de su cáncer al público en una rueda de prensa donde resolvía las dudas después de muchas especulaciones. "Yo no sabía lo que era el pánico y lo he sentido", admitía la artista, que confirmaba que iría a tratarse a la clínica Anderson en Houston (Estados Unidos).

Ya en la rueda de prensa contaba que a su lado habían estado desde el principio todos los miembros de su familia, y que su hija Rocío no se había despegado de ella ni una sola noche. Hasta Houston se desplazó toda la familia, también Ortega Cano y Fidel Albiac, o Rosa Benito y Amador Mohedano.

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Del dolor de la familia a la multitudinaria despedida en Chipiona: así fue el último adiós a Rocío Jurado