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Supervivientes 2020 llega a su fin y anoche, en la primera gala previa a la gran final, la velada estuvo marcada por los reencuentros de los concursantes con sus familiares, a los que volvieron a ver tres meses después de emprender su aventura en Honduras. Desde la llegada del equipo a España, todos permanecen aislados en un complejo hotelero de Madrid donde están guardando la cuarentena recomendada por las autoridades sanitarias. Y aunque Elena Rodríguez fue expulsada la semana pasada, ella también recibía una sorpresa anoche, momentos después de conocerse la salida de Albert Barranco de la competición. Durante su concurso, la triatleta ha tenido siempre en mente a su familia, pero de una manera especial a sus dos hijos, Adara y Aitor. El distanciamiento entre ellos era una de las preocupaciones de la superviviente que solo tenía un sueño: la reconciliación entre ellos.
Aunque durante su estancia en la isla supo que la ganadora de Gran Hermano VIP 7 y su hermano habían tenido un acercamiento, Elena necesitaba verles juntos y por eso esperaba con ansias su regreso a España. Y anoche pudo cumplir por fin su deseo. Al igual que el resto de supervivientes, madre e hijos se volvían a ver a través de una mampara que garantizaba que no sobrepasaran la distancia de seguridad. Muy emocionada, la exconcursante se reencontraba con ellos entre lágrimas, risas y palabras de cariño. Primero veía a Adara, que le enseñaba un ramo de flores y un mensaje escrito de parte de su pareja, Pedro Solá. Pero Elena solo tenía en mente estar con sus hijos.
"Te necesito en mi vida, cómo te quiero", comenzaba diciéndole a la ex de Hugo Sierra. "Te he echado mucho de menos", respondía ella. En ese momento aparecía su hijo Aitor, que enseguida piropeaba a su madre: "Mami me he enamorado otra vez de ti". Elena no podía creer que estuviera viéndoles juntos de nuevo. "Abrazaos", les pedía y se mostraba pletórica al ver cómo los dos la obedecían cumpliendo así su sueño. "Me hacéis tan feliz. Necesito que seamos los tres de verdad, se acabó el que no estemos unidos".
"Se acabó de corazón", prometía Adara. Elena hacía una declaración de intenciones y asumía la culpa del distanciamiento entre sus hijos. "Se terminó la negatividad en mí, la tensión, el no hablarnos. La culpa ha sido mía, soy consciente". "No, ha sido por nuestra falta de madurez", aclaraba Aitor apoyado por su hermana. Los tres confirmaban anoche que vuelven a estar juntos siendo una familia, donde el pequeño Martín es también su nexo de unión. La superviviente se enteraba entonces de las cosas que ya hace el niño, "dice hola y corre", como le explicaba su hija, mientras su hermano apostillaba que pasa tiempo con ellos ejerciendo de tío.
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